— ¡Me mentiste!Exclamó Keneth de repente, estampando su mano sobre mi silla.
Giré hacia él rápidamente.— ¿De qué hablas?
Pregunté en voz bajita mirando mi libro de nuevo.
— No te hagas la inocente. Sabes bien a lo que me refiero.
— Mm, de hecho no.
— ¿Hablas en serio?
— Sí.
— Mira mi brazo, Diana.
Qué fastidio.
— Ya déjame, ¿no ves que estoy leyendo?
Me quejé cambiando de página.
— SÓLO MIRALO.
Insistió.
— ¿¡Para qué!?
— ¡HAZLO!
Más que harta, puse mi libro en la paleta y suspiré pesado.
— Ahg, está bi...
Oh. Por. Dios.
— ¿¡Pero qué chingados te pasó!?
— ¡EXACTO!
— Está inflamado, ay no, qué horror. Cúbrelo, ¡cúbrelo ya!
— ¿Y así es como reaccionas? Si tú fuiste la culpable de este golpe.
— ¿¡Cómo voy a ser yo responsable de esa cosa!?
— Como lo oyes. Me prometiste que no me iba a pasar nada, pero mi hermana se dió cuenta de que robé su chocolate y esto fue lo que pasó... ¿Ves?
— ¿¡Tu hermana te hizo eso!?
Nota mental: Nunca hagas molestar a Sarahi, a menos que quieras perder un brazo.
— Te dije que golpeaba fuerte.
— ¡Pero, es demasiado daño!
Dije aún incrédula.
— Oh, bueno, ella solo me empujó. Lo que pasó es que después me golpeé contra una esquina de la pared y bueno... Así terminó mi brazito.
— Ah, ya decía yo.
Dí un suspiro con mi mano en pecho.
— Oye, mi brazo sigue así, no se ha solucionado nada.
— Pero al menos sé que no fue un simple golpe.
— ¡Pero aún me duele!
— ¡Bueno! ¿Y qué quieres que haga?
— Cúrame.
Sí claro, ¿me ves cara de pediatra?
— Lo dices como si fuera tan sencillo. Ese tipo de cosas no son de un día, se curan a lo largo de una semana.
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Jamás pensé decir "Hola" (Editando)
Short StoryUna amante de los libros, poco sociable. Esa es Diana. Solitaria, e ignorada por todos... Excepto por un chico. Un simpático chico, al cuál han transferido de salón. Ese es Keneth. Ella lo ha visto un par de veces. Él la conoce más de lo que debe...