Jamás pensé decir "Hola" (Editando)

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— ¿Sólo cinco días? ¡Me ha amoratado el tórax!, además, ¡Casi es la misma cantidad que los días míos!

Gritó insatisfecha la estúpida niña consentida.

A ver, ¿Quieren que los actualice?

Bueno, ambas estamos en la oficina del director, la sentencia ya está dictada, Alicia tiene cuatro días de expulsión, y yo cinco, por haber dejado marcas.
Mamá me va a matar... Este año ha sido el peor de todos referente a mis notas, en especial la conducta; muchas veces en la sala de castigo, una suspensión de tres días, una expulsión de cinco... Y ahora no hay cómo decir que son vacaciones, pues me dieron una carta con el sello de dirección, y por si fuera poco, no me dejarán entrar al colegio si no me presento con mamá, ni siquiera si ha terminado mi expulsión, es con ella o nada.

Me siento tan frustrada, aunque no puedo decir que me arrepiento, de hecho, la satisfacción de ver su tórax con mi puño ahí plasmado es extremadamente grande.

— ¡Diana!

La voz de el director me trajo de nuevo a la realidad.

— ¿Ah?... ¡Ah! Sí, disculpe, ¿Qué decía?

— No te preocupes por las tareas, te las reprogramaremos, tú no tuviste la culpa, ella te provocó. Claro, eso sí, te tendremos que bajar unos cuántos puntos, ya sabes.

— Sí, ya sé... Entiendo.

Dí un suspiro pesado y miré hacia la puerta, ahí estaba la beluga, con una sonrisa en su rostro.

— Sugiero que su conducta quede en 50 puntos, director.

Dijo mientras ubicaba su mano en su "Cintura", aunque deben saber ya que las belugas no tienen esa cosa.

— Nah, no hay que ser extremistas, es primera vez que Diana presenta este tipo de comportamiento, de hecho, me parece que ha soportado por mucho tiempo, yo hubiese explotado antes... Sólo le quitaré diez puntos, lo cuál le deja un total de 75.

El director hizo un guiño, les juro que sentí que su peluquín estaba irradiando luz, osea... Su peluquín era como la aureola que tienen los ángeles en la cabeza.

— ¡Esto no es justo!

Gritó Alicia de nuevo.

— Concuerdo con ella.

Añadió la beluga.

— Ay, ya cierra la boca Alicia, deberías irte de una vez, tus días ya están decididos.

Hice un gesto de espantar moscas.

— ¡Director! ¿No hará nada al respecto?, me está buscando pelea, ¿Lo ve?

— Lo único que veo es que Diana tiene razón, puedes volver a tu aula, ya no hay nada que tengas pendiente.

— ¿Qué?, pero...

— Y usted también profesora Yamileth, ¿Quiere retirarse?

Preguntó dirigiéndose a la beluga, la cuál se sobresaltó, para luego sonreír.

— Oh no, descuide, estoy bien aquí.

— Es una orden, quiero hablar a solas con Diana, ¿Vale?

Me miró y luego indicó la silla que había frente a su escritorio, en la cuál tomé asiento segundos después.

Luego dirigió su vista hacia Alicia y la beluga, y ellas se retiraron con una sonrisa forzada.