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Caminé hacia el instituto sin dejar de sonreír un maldito segundo.
El simple hecho de recordar lo que decía aquél mensaje me volvía una fuente de sonrojos.

Fuera de eso, me sentía curiosa acerca de lo de la ruptura... Pero creo que es mejor no preguntar, nunca es lindo revivir los dolores del pasado, Keneth siempre me lo dice.
Lo increíble es, que al parecer le hice olvidar poco a poco el dolor de su antigua falla... ¿Osea que al fin y al cabo le pude ser de ayuda así como él lo fue para mí?

Se siente bien saber que aliviaste el dolor de la persona que te gusta.

Keneth...

Susurré haciendo una sonrisa.

Hola Dianaaa.

¿¡Ahhh?!

Dí un salto al sentir una mano sobre mi hombro.
Keneth soltó una carcajada.

— ¿De qué te asustas?, soy yo, tonta.

Me dió un golpecito en la frente con su dedo índice.

Idiota, ¿Cómo quieres que no me asuste si te apareces de la nada?

Eh... Me pareció oír que me llamaste.

Rascó su nuca burlándose.

Yo... ¡Yo no te llamé!, deja de alucinar.

Bufé apenada.

Um, creo que tienes razón, debió ser una alucinación... Verte a lo lejos pronunciar mi nombre como si estuvieses pensando en mí, sería más felicidad de la que podría soportar.

Bromeó codeando mi brazo, con un pequeño rubor en su rostro.
Casi me da un paro, pues me hizo recordar el mensaje de ayer.

"¿Tenía un idiota como yo el derecho a ser tan feliz?"

Ya cállate y entremos.

Desvié el tema y me dispuse a tomar su mano para conducirle hacia nuestro salón.
Él me siguió sin protestar mientras no dejaba de sonreír como tarado en todo el camino.

Oye.

¿Sí?

¿Tanto te alegra que tome tu mano?

Pregunté confusa al ver sus dientes blancos esparcirse por toda su cara.

Es más o menos la misma alegría que sientes al comer pizza.

Explicó sin verme.

¿Qué? ¿Lo dices en serio?

¿Por qué mentiría?

Vaya, este tipo sí que me quiere.

Caminamos un poco más, y luego me detuve en seco, observándole fijo.

Oye, Keneth, sobre el mensaje de ayer...

¿Mm?

Le miré unos segundos y luego sonreí.

Nunca antes habíamos hablado de los mensajes que me enviaba al vernos cara a cara, y así era mejor, pues sería muy vergonzoso hablar de ello, pero esta vez no pude reprimir lo que sentía, tenía que decirlo.

Jamás pensé decir "Hola" (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora