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Dianaaa.

La voz de Keneth...

No puedo creer lo molesta que se vuelve cuando estoy intentando resolver problemas algebraicos.

¿Qué?

Le miré con ojos entre cerrados.

Dame un abrazo.

Pidió sonriendo, con sus brazos abiertos.
¿Es que este no me escuchó ayer?

Te dije que de eso no estaba segura. Así que no.

Dije volteando hacia mi cuaderno nuevamente, intentando concentrarme.

Dianaaa.

¿Y sigue?

¿Qué pasa?

Me aburro.

¿Y qué quieres que haga?

Darme un abrazo.

Recostó su cabeza en mi paleta, intercediendo entre mis ecuaciones y yo.
Suspiré pesado.

Vale... Lo haré.

¿¡En serio!?

No pude evitar reír al ver lo crédulo que era.

Hoy no, algún día.

Guiñé para luego ubicar una mano sobre su cabeza y alborotar sus oscuros cabellos.

¿Y para eso me ilusionas?

Se quejó, poniendo su mano sobre la mía.

Sep.

Me solté de su agarre, y aparté su cabeza de mi cuaderno con un zape.
Él chilló un instante y empezó a sobar su cabeza, juntando las cejas.

Eres mala.

— Si no te daba un zape no te quitabas de encima.

Me encogí de hombros y seguí haciendo mis tareas, hasta que lo recordé...

¡Ah Keneth!

— ¿Mande?

Contestó enseguida.

— Ahora que lo recuerdo, te traje algo.

Sus ojos brillaron de curiosidad.

¿Algo? ¿Qué es?

Solté una risita de orgullo, y rebusqué en mi mochila.
Segundos más tarde ya tenía su obsequio en mis manos.

Míralo por ti mismo.

Canturreé poniéndolo sobre sus piernas.

Él se quedó congelado por unos segundos, solamente viendo el objeto.
Lo tomó en sus manos con delicadeza, y lo alzó con lentitud.

Es... Un libro.

Dijo en tono bajo, como para sí mismo.

Lo miró detenidamente, como si estuviese asimilando lo que estaba sosteniendo.
Afirmó con la cabeza.

Jamás pensé decir "Hola" (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora