Jamás pensé decir "Hola" (Editando)

~ 13 ~

Tener fiebre en un lunes es lo peor que te puede pasar. Bueno, eso y haber terminado un libro con un final de porquería justo antes de venir a clases.

¿En serio? ¿Simplemente ella y él no se volverán a ver jamás?
Joder, si no voy a tener finales felices para qué quiero leer libros. La realidad ya es lo suficientemente depresiva, gracias, no necesito que la ficción también lo sea.

— ¡Hola!

Escuché una voz tras de mí y enseguida volteé.

Ah, es Keneth.

— ¿Ahora qué quieres?

Contesto de mala gana alzando a penas la vista, tengo mi mentón apoyado sobre una de mis manos.

— Vaya, qué ánimo el de la señorita.

— No estoy de humor, Keneth.

Bostezo.

— ¡No me digas! Casi ni se nota.

Hizo un torpe intento de sarcasmo mientras tomaba asiento a mi lado.

— Tú quieres que te muerda de nuevo, ¿verdad?

— ¿¡Pero qué te hice!?

— Sólo... no digas nada más, ¿sí?

Ubico mi dedo índice sobre mis labios en señal de silencio, y me recuesto sobre la butaca.

Él se ve confuso.

— ¿Por qué? No entiendo.

— Shhhh.

— Diana, en serio, ¿podrías explicarme?

— No hay nada que explicar. Sólo quiero que te calles.

— Adivino, andas con el Andrés.

No puedo evitar rodar los ojos, por lo cuál recibo un leve dolor en ellos al hacerlo.

Detesto la fiebre, la aborrezco.

— Si no te parto la cara es porque me duele hasta parpadear, ¿me escuchaste?

Puse mis manos a ambos lados de mi cabeza.
Él me miró curioso.

— Acaso... ¿estás enferma?

— Sí.

— ¿Qué tienes?

— Me siento muy caliente.

— ¡Óigame niña! Eso no se dice, ¡aquí hay menores de edad!

Soltó haciéndose el alarmado.

— ¿¡Eres retrasado o te haces!?

— Ya no sé.

Rió para sí.

— Tengo dolor de cabeza. Sólo quiero dormir.

— ¿Y por qué no lo haces?

— La beluga parlante está viendo hacia mí. No puedo tomar una siesta justo en frente de su cara.