Mensaje~ 4 ✉

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De: Keneth ;)
Asunto: Mensaje cuatro.

Hubo un día muy especial, en donde me dí cuenta de algo importante, en la vida de esta chica.

Ella estaba caminando por el pasillo, y yo detrás de ella, claro, asegurándome de no ser tan obvio. La castaña estaba cargando una columna de libros, tenía muchas ganas de ayudarle, pero el sólo hecho de pensar en hablarle me ponía nervioso, así que me limité a observarla.
Ella se dirigía a su casillero para guardar todos los libros, pero antes de llegar chocó con una de sus compañeras, una pelirroja.

Los libros cayeron al suelo, al igual que ambas chicas, la castaña se levantó preocupada y tendió su mano hacia la pelirroja, quien aún no paraba de quejarse mientras tocaba su cabeza.

"Lo siento mucho Chelsea"
Fue lo que la castaña dijo, pero su compañera no aceptó las disculpas, al contrario, le miró con una cara de desprecio y empezó a gritar.

"Fíjate por donde caminas estúpida, ¿Acaso los ojos no te sirven o qué?"

Escuchar a esa pelirroja gritarle, me enojó muchísimo. Es cierto que tenía todo el derecho de estar molesta, pero no por eso debía insultarla de esa forma.
La chica de ojos verdes insistía en que su compañera tomara la mano que le había ofrecido para levantarse, pero la pelirroja en lugar de ésto, apartó su mano de un golpe.

"¿Quieres quitarte Diana?, no necesito tu asquerosa mano, yo misma puedo levantarme"

Con eso, ahora sabía el nombre de ambas chicas.
La gritona era Chelsea, y aquella que desde hace tiempo observaba... Se llamaba Diana. Su nombre me gustó muchísimo.
Pero pensar en su nombre no era lo importante en ese momento, ella estaba siendo maltratada por Chelsea, ¿Sabes cuántas ganas tenía de ayudarle?, es más, en ese momento quería volverme mujer para que no hubiera ningún problema al darle un golpe en la cara a la pelirroja.
Lo sé, quizás estaba un poco enojado.

Como sea, ahora viene la parte interesante de la historia.

"Ya me he disculpado, he tratado de ayudarte a levantarte, y he sido amable al momento de hacerlo... ¿Qué más quieres Chelsea?"

Diana empezó a hablar, y Chelsea rodó los ojos, levantándose del suelo.
Los ojos de la castaña ya no eran de preocupación... Ella estaba furiosa.

"Lo único que quiero de ti es distancia. ¿Quedó claro?"

Chelsea le dió un empujón, que le hizo retroceder.

"¿Distancia?"

Preguntó Diana inclinando la vista.

"Por supuesto, nadie quiere estar cerca de ti, estúpida"

Declaró Chelsea empujándola de nuevo, ahora más fuerte, y luego soltó una risa.

Esa fue la gota que colmó el vaso.

"¿Y si dejas de empujarme idiota?

Diana le golpeó en el estómago, y Chelsea chocó contra un casillero.

Debo admitir, que eso me sorprendió mucho. Osea, que una chica que a simple vista se ve tímida y callada, golpee a alguien de esa forma, era inesperado... Pero no dejaba de ser genial.

Ella era frágil, y al mismo tiempo era fuerte. Y eso, es lo que más me encantaba de ella.

Chelsea se mostró asustada, mientras observaba a la castaña acercarse a ella.

"Vete, no quiero meterme en problemas"

Le dijo, y la pelirroja frunció el ceño.

"¿Y quién te crees para darme órdenes?"

"Si me enojo, nada bueno saldrá de esto. LARGO, ¡YA!"

Gritó pateando un casillero.

La pelirroja se apartó poco a poco, ligeramente asustada, y luego empezó a correr.

"¡Por ser así no tienes amigos! Eres una perra, ¡Te odio!"

Fue lo último que dijo, y luego entró al baño de mujeres. Al final de cuentas se acobardó.
Diana empezó a recoger sus libros, quejándose para sí.

"Joder, siempre es lo mismo"

Acomodó sus cabellos y luego de juntar la columna de libros trató de levantarla.
Empezó a susurrar, caminando con los libros a cuestas.

"Maldita sea, lo he vuelto a hacer.
Enserio, debería tratar de controlarme... Si sigo así yo..."

Recuerdo que se detuvo en seco, e inclinó la vista.

"Yo nunca tendré amigos, ni nadie que me quiera"

Y también recuerdo, que se le cayó una lágrima.

Entonces lo supe, ella era alguien que aparentaba ser ruda, fría, y sin necesidad de nada... Cuando de hecho, sentía que le faltaba todo.

Ella no tenía a alguien que le comprendiera, que le quisiera, alguien a quien llamar amigo.
Fue en ese momento, cuando me dije: "Definitivamente, yo seré ese alguien"
Y mi jornada empezó ese día, tratando de acercarme a ella.

Caminé en su dirección, hasta que llegué a su lado. Ella giró y me observó nerviosa, enseguida secó sus lágrimas.
Dijo que no estaba llorando, mientras desviaba su vista. Se veía tierna.

Le ofrecí mi ayuda mientras señalaba la columna de libros, sin pensarlo dos veces, dijo que ella podía cargarlos sola.
Empezó a caminar, pero no le seguí.
Si en verdad quería acercarme a ella, no iba a gustarme que pensara que soy alguien molesto.
Solo me quedé mirándola, hasta que llegó el momento en que casi desaparecía de mi vista, pero antes de eso... Ella giró hacia mí.

"Gracias... Por ofrecerme tu ayuda"

Fue lo que dijo, y luego retomó su camino.
Una pequeña sonrisa se notó en su rostro cuando dijo esas palabras, quizás después de todo se había alegrado un poco, al ver que le ofrecí mi ayuda.

Y si esto en verdad era así... Nada me hacía más feliz, que ser el motivo de su sonrisa.

Enviado 12: 09 pm
4 Octubre 2016

Jamás pensé decir "Hola" (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora