¿Existen más tierras fuera del continente de Gianeth?
Se cree que no. Según Maelor IV, era una falta de respeto a los dioses, pues todos los barcos que salían a investigar acababan destrozados por el fuerte oleaje. "Ellos nos regalaron estas tierras, ¿para qué investigar más? No seamos codiciosos, no necesitamos más", decía el antiguo rey, convencido de que el continente de Gianeth era un regalo divino que debía ser respetado y agradecido.
Con el tiempo, el Norte mejoró significativamente su flota, creando navíos más resistentes y marineros más experimentados. Sin embargo, la creencia de Maelor IV había echado raíces profundas en la mente de las personas de Gianeth, sureños y norteños. Aunque ahora cuentan con los medios para explorar más allá, ya nadie se atreve a desafiar la voluntad de los dioses y adentrarse en las misteriosas aguas que rodean Gianeth. La pregunta de si existen más tierras permanece sin respuesta, un enigma que el pueblo de Gianeth prefiere dejar sin resolver. —La historia del moderno Gianeth.
(Fragmento extraído del libro "La historia del moderno Gianeth".)
El crujido de mis botas nuevas resuena en las paredes de la base militar mientras bajo por las escaleras. Camino más tranquila con la nueva bolsa de cuero en la que mi dragón se ve mucho más cómodo, sus pequeños movimientos apenas son perceptibles a través de la gruesa tela.
¿Cómo es posible que haya crecido tanto en tan poco tiempo?
De repente, el miedo se cuela en mi mente, un miedo que crece al ritmo de mi dragón. Todo está pasando demasiado rápido. Siento que apenas he tenido tiempo para asimilar todo lo que ha sucedido, desde lo que pasó en casa hasta nuestro viaje aquí, a esta base militar.
Me preocupa no estar a la altura, no ser capaz de comprender y adaptarme a los cambios con la suficiente rapidez. Cada día es más complicado esconderle, cada día come mucho más y aunque sé que se está fortaleciendo, me pregunto si yo también lo estoy haciendo.
Un suspiro se lanza de mis labios mientras termino de bajar las escaleras. Llevo el uniforme negro que Dalila me trajo junto con la nueva bolsa. Es de un par de tallas más pequeño, ajustándose mejor a mi cuerpo y permitiéndome moverme con más facilidad. Como no, la honda colgando del cinturón.
Antes de salir, me he recogido el pelo en dos gruesas trenzas que nacen desde la parte superior de mi cabeza y caen hasta mi pecho, cada movimiento que hace mi cuerpo mece las trenzas que se balancean suavemente.
No tengo ni idea de hacia dónde ir. No sé si debería seguir dando vueltas por los pasillos hasta encontrar la puerta hacia el exterior o simplemente preguntarle a alguien, pero después del momento del baño de antes y ver cómo me miraban, prefiero perderme por este lugar.
A medida que avanzo por los interminables pasillos, me doy cuenta de que estoy completamente perdida. Esta base es un laberinto de pasillos y habitaciones, cada uno más confuso que el anterior. Cruzo uno de los muchos que hay y noto que tanto las paredes como la alfombra son de un rojo intenso, como el fuego, un color que irradia energía y una extraña sensación de calidez que envuelve los sentidos. Es un rojo que te atrapa, que te hace sentir como si estuvieras caminando entre poderosas llamas.
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Balada de sangre y fuego
FantasyEn las profundidades de los sueños de Elira, un dragón la visita noche tras noche, un presagio de un destino desconocido. Intrigada por este vínculo, se aventura en busca de respuestas para estas insistentes visitas, pero tan solo logra descubrir un...