Capítulo 28

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A lo largo de los siglos, el fuego del dragón ha sido un tema de profundo estudio. En Gianeth, solo se han observado dos tipos de fuego en los dragones: el rojo y el azul, ambos reflejos de la magia transmitida a través de sus progenitores.

El fuego rojo, es un indicio de una herencia mágica potente. Es el color más común, algunos más oscuros y otros más claros. Poder arcano centrado en la fuerza bruta y la resistencia.[...]

Sin embargo, existe un fuego más raro y extraordinario: el fuego azul. De hecho, solo hay un registro documentado de su aparición, y ocurrió en la Batalla del Cielo Oscuro.

Durante esa batalla, se cuenta que apareció un único dragón con fuego azul. Surcó los cielos cubiertos de fuego rojo, su llama azul brillando como una chispa de luz en la oscuridad. Los relatos hablan de cómo su fuego no solo incineraba a los enemigos, sino que parecía distorsionar la misma realidad a su alrededor, quebrando el tiempo y el espacio con su ardiente poder.

[...]No existen escritos que detallen su procedencia. No se sabe de dónde vino, ni qué linaje pudo haber dado origen a tal criatura. Los energománticos intentaron descubrir el origen de su energia, pero el dragón desapareció tan repentinamente como había llegado.

Algunos creen que era un emisario de los dioses, mientras que otros sugieren que fue el último de una línea de dragones olvidados, cuya magia había alcanzado una pureza sin igual.[...] —La historia de Gianeth.

(Fragmento extraído del libro "La historia de Gianeth". Apartado nº45; Dragones.)

Mantuve la boca cerrada por el resto del camino

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Mantuve la boca cerrada por el resto del camino. No quería darle el beneficio de verme u oírme enfadada, si es lo que realmente quería.

No tardamos mucho en llegar a una puerta negra, grande y robusta, con detalles metálicos que parecen desgastados por el tiempo. Daelion se detiene frente a ella, sus manos sobre el material , y sin decir una palabra, la empuja hacia adelante. La puerta se abre con un crujido profundo, revelando una sala inmensa que se extiende ante nosotros.

Es impresionante, con techos altos sostenidos por vigas de madera oscura que parecen estar talladas a mano. La luz entra a raudales a través de los ventanales gigantes, creando haces de luz que iluminan motas de polvo suspendidas en el aire. El suelo es de piedra pulida, reflejando el brillo suave de la luz.

A lo largo de las paredes hay estantes llenos de armas de todo tipo: espadas, dagas, arcos y flechas, y otras herramientas de combate que nunca antes había visto. En una esquina, hay un área designada para el entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo, con colchonetas gruesas en el suelo y sacos de arena colgando del techo. Muy cerca de las colchonetas, hay una mesa de color oscuro en la que reposan varios tipos de armas plateadas. En otra sección, hay maniquíes de entrenamiento, algunos con un par de soldados marcandolos de cortes y golpes.

A un lado de la sala, hay una mesa grande de madera, cubierta con telas oscuras y diferentes objetos. Imagino que son las pertenencias de las personas que están entrenando aquí ahora mismo y cuyos gritos resuenan por todos lados. Están tan enfocados en el entrenamiento que no se han percatado de nuestra presencia.

Balada de sangre y fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora