El Puerto de Llores, enclavado en la costa norte del continente de Gianeth, se ha ganado su reputación como el puerto más conocido y venerado de toda la región, y no sin razón. Este puerto, bendecido por aguas profundas y tranquilas, es mucho más que un simple punto de comercio; es el corazón palpitante de una red de rutas marítimas que conectan los rincones más remotos del continente. Se encuentra en las costas de Brienne, pero está constituido por las tres ciudades de Las Hijas del Rey, unas de las más ricas de Gianeth sin contar la misma capital y justo después de Eldrassil.
Llores está estratégicamente situado en la convergencia de las principales rutas comerciales marítimas. Los vientos constantes y las corrientes favorables hacen que sea un punto de parada ideal para los navegantes.
[...]El Puerto de Llores es un vibrante centro de comercio y cultura. Mercaderes de todo el continente traen sus bienes exóticos: sedas, especias, piedras preciosas... En sus mercados bulliciosos, se pueden escuchar una docena de acentos diferentes y ver una miríada de rostros de todas las razas y pueblos.
Arrastro los pies a través del blanco bosque, vuelta al molino de Vadarmi.
Tengo el corazón aun dando tumbos y la cabeza algo aturdida.
Aunque cada movimiento que hago me demuestra que estoy en la auténtica realidad, bajar mis ojos hacia esta criatura envuelta en el manto verde oscuro me hace creer estar soñando.Un dragón... un auténtico dragón.
Mi tio Aubrey me ha hablado de ellos en varias ocasiones. Se conoce y se sabe bien que se extinguieron por completo, no mucho después de la Batalla del Cielo Oscuro en la que la mayoría de ellos murieron en la batalla, pero Yzzynteir... ¿Cómo ha podido sobrevivir todos estos siglos? Además, sin que nadie supiera de ella. Un cuerpo tan colosal, tan grande como el propio santuario de Emberfell y... ¿Nunca nadie la vio? ¿Existirán más dragones como ella? Sin contar a esta pequeña bola de escamas.
Bajo la mirada y veo como los pequeños copos de nieve caen con suavidad sobre su cabeza.
Los copos bailan en el aire, cada uno con un diseño único y efímero, atrapando la luz de la tarde en un destello breve. El dragón extiende su garra diminuta, tratando de atrapar algunos de los copos que caen. Emerge un sonido gutural parecido a un ronroneo que va directo a mi corazón.
Uno de los copos, más grande que los demás, con un patrón complejo de hexágonos, se posa suavemente sobre su rosada nariz. El copo reluce por un instante antes de empezar a derretirse con el calor de su aliento, pero en ese efímero momento, el dragón cruza los ojos para observarlo haciéndome reír.
¿Cómo debe sentirse al verlo todo por primera vez? Él no conocía la nieve, ni tampoco los árboles, la tierra o incluso a mí.
Esos ojos azules se mueven curiosos por el alrededor, persiguiendo con la mirada al resto de copos que caen con suavidad a nuestro alrededor.
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Balada de sangre y fuego
FantasiEn las profundidades de los sueños de Elira, un dragón la visita noche tras noche, un presagio de un destino desconocido. Intrigada por este vínculo, se aventura en busca de respuestas para estas insistentes visitas, pero tan solo logra descubrir un...