Se dice que, en algún lugar de los mares inexplorados, yace la Isla Prohibida de Froyla, oculta por nieblas eternas y corrientes que desvían a cualquiera que ose acercarse. Nadie conoce su ubicación exacta, pero las leyendas hablan de un terreno salvaje y letal, protegido por la propia diosa de la caza. Fue allí donde Froyla, en tiempos inmemoriales, atrapó a una bestia inmortal, una criatura tan antigua y poderosa que podría desatar la destrucción del mundo. Encadenada y dormida bajo las raíces de un árbol milenario, la bestia aguarda su despertar, y se cree que cuando abra los ojos una vez más, marcará el inicio del apocalipsis. —Sagrado libro de los Nueve.
(Fragmento extraído del libro "Sagrado libro de los Nueve".)
Con el cesto lleno de flores de todos los colores y formas, caminamos de vuelta hacia la aldea. La niña sostiene su regalo con el pecho hinchado de felicidad, dando pequeños saltitos. No puedo evitar sonreír ante su entusiasmo, sus pequeñas piernas avanzan a un ritmo que apenas puedo seguir sin parecer que me estoy apresurando. La energía que desprende es contagiosa, y aunque mi mente sigue revoloteando entre pensamientos difusos, me permito disfrutar del momento, como si... Fuera Lanera la que me está tomando de la mano ahora mismo.La luz del sol se filtra entre los árboles, acariciando el camino con su resplandor dorado. El ambiente es cálido, y por un momento... Parece que Gaiana nos estuviera regalando este día.
Mientras avanzamos, la niña no para de hablarme sobre su hermano pequeño, lo emocionada que está por llenarle la cuna de flores y lo bonito que será verlas decorando el pelo de su madre.
Al llegar a su casa, corre hacia dentro gritando con una alegría que me hace sonreír de nuevo. Observo desde la entrada mientras entrega el cesto lleno de flores a su madre, que la recibe con una sonrisa cálida y un abrazo que derrite mi corazón.
Hay algo tan puro en ese momento que me hace sentir pequeña e inmensamente agradecida por estar aquí, compartiendo esta pequeña parte de su mundo.
Me despido con una inclinación de cabeza y un suave "gracias", mientras la niña me lanza una sonrisa antes de desaparecer dentro de su casa. Me quedo un momento allí, antes de girarme para volver al camino, mientras bajo la mano hacia la bolsa con mi dragón. Sigue tan dormido que no hace apenas caso a mis caricias, está agotado, me lo demuestra en la forma suave de su ronroneo.
Bajo la mirada y veo una pequeña amapola roja al borde del camino. Me agacho y la recojo entre mis dedos, deslizándola suavemente entre ellos. La llevo conmigo mientras continúo el camino de regreso hacia la casa de Aubrey. Tengo muchos regalos que hacer el día de hoy.
Es entonces cuando la veo.
Calyra se acerca a mí con elegancia, su túnica oscura fluye alrededor de ella como una extensión de su propio ser, moviéndose con la brisa suave y fría. Hay algo en su andar, en cómo sus pasos apenas hacen ruido en el suelo. Al levantar la vista, veo sus ojos verdosos brillando gracias a la sutil sonrisa que me dedica.
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Balada de sangre y fuego
FantasyEn las profundidades de los sueños de Elira, un dragón la visita noche tras noche, un presagio de un destino desconocido. Intrigada por este vínculo, se aventura en busca de respuestas para estas insistentes visitas, pero tan solo logra descubrir un...