Capítulo 8

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Egeo:

La levanto besándola ferozmente, es mi jodida diosa, necesito tocarla.

- ¿Lo hice bien? -pregunta dudosa.

-Eres perfecta, mi chiquilla perfecta que hace todo bien y delicioso-me regala esa linda sonrisa de niña engreída y caprichosa que adoro. Le bajaría la luna si me la pide.

Rompo el vestido desesperado por verla desnuda, la adrenalina irrumpe como relámpago en mi torrente sanguíneo cuando veo su hermoso cuerpo, joder es delgada, menuda, pero tiene cuervas de reloj de arena, tan jodidamente delicada y sexy.

Tiene pequeños lunares en su cuello y pecho, algunos más grandes en su abdomen completamente plano y en sus muslos.

Sus senos están cubiertos por un sostén blanco, no son generosos, más bien pequeños, pero son perfectos para mí, su cintura es diminuta, haciendo que sus caderas y trasero respingón sea una absoluta delicia admirar.

Joder, toda ella es diminuta, delicada. Una sola de mis manos en su cuerpo es como una mala palabra, está hecha para albar, admirar, adorar, pero jamás tocar, es un delito hacerlo.

El sostén se hace trisas en mis manos y la mandíbula prácticamente me cae al suelo, joder podría correrme en este instante. Sus areolas son pequeñas y rozadas, sus pezones son grandes, pero joder ¿Qué carajo hacen esas dos perforaciones en sus delicados montículos de carne?

Mi polla se sacude incomoda, son preciosas, sus tetas son pequeñas y preciosas, con el pendiente atravesando de lado a lado cada pezón, dejando una mariposilla rosa en cada extremo.

-Que preciosura-los toco y ella enrojece.

No puedo evitar llevármelos a la boca, tiro del pendiente, tiembla arqueándose para mí, enredo su puntita con mis dientes maltratándolo y aliviando el dolor con la punta de mi lengua, es un mar de gemidos desperados, joder ¿Qué es esto que estoy sintiendo?

Y si sus tetas me encantaron su coño me enloquece, me quedo sin respiración viendo el pequeño capullito regordete. Jodido dios me quedo perdido en su color, en su forma y cuando abro sus pliegues voluptuosos mi corazón se acelera. Es tan pequeño, tanto que me pregunto si mi polla cabrá en esa diminuta y rosada entrada, sí me podré enterrar hasta el fondo en su apretado coñito.

Su corazón está a punto de infarto, puedo detectar en cámara lenta cada reacción de su cuerpo gracias a mi padre y sus jodidos experimentos.

Puedo oler su excitación, puedo oír sus gemidos como si estuviesen en mis oídos y puedo sentir la adrenalina recorriéndola cuando mi lengua prueba sus jugos.

-Egeo-enredo entre mis dientes su centro de placer mordiéndolo, haciéndola gemir con desesperación.

Bajo a su entrada metiendo mi lengua y ella comienza a moverse llenando mi rostro de sus fluidos, madre mía su olor, su sabor, se me va a reventar la polla, continúo atacando su sexo con violencia, rápido, haciéndola gritar con desesperación hasta que se corre.

Me arrodillo entre sus piernas, entreabre los labios aun ida por el orgasmo, mirándome hambrienta. Comienzo a bombear mi miembro con la mano, no confío en mí mismo en este momento, podría hacerle daño, no puedo avanzar.

Se muerde el labio mirando atentamente mis movimientos, su rostro no refleja más que deseo, sus mejillas están rojas, una liguera capa de sudor cubre su cuerpo, me desespero llevando mi miembro a ese precioso coño derramándome encima, llevo mi mano untando su entrada.

-Chiquilla esto es mío-aprieto su coño-mato al que lo toque, entendido.

-Solo tuyo-responde con las mejillas rojas, encendiéndose aún más cuando llevo mi dedo cubierto de semen a su boca, haciendo que lo chupe y lo hace con avidez.

Esa boca será mi perdición.

Limpio su intimidad abrazándola por la espalda pegándola por completo a mi cuerpo, mi mano se cuela entre sus piernas acariciando su coño y le pregunta se me escapa de los labios.

- ¿No tienes mucha experiencia? -suspira negando.

-Se me nota demasiado, sé que tu...-la callo poniéndole mi dedo índice en sus labios.

-Me he follado a muchas mujeres-admito y sus mejillas enrojecen-pero no sé lo que son las carisias, besos, toques, mucho menos lo que acabamos de hacer, lo que acabo de hacerte-abre mucho los ojos.

-Nunca habías...-no termina la frase haciéndome sonreír.

-Nunca chiquilla, nunca me la habían chupado-sonrío cuando muerde su labio-nunca me había comido un coño, como tampoco había besado a alguien, jamás nadie me había tocado, jamás había tocado a alguien, solo a ti, solo tu.

Con ella no hay agujas en mi piel, no recuerdo las agujas en el cuerpo, no me siento sucio, ni asqueado por su cercanía. Su aroma no me recuerda a los asquerosos medicamentos.

Por primera vez tengo necesidad de que me amen, no sé el significado de esa palabra, pero quiero cariño y lo quiero de ella.

-Mis experiencias sexuales no son como las de cualquier hombre chiquilla-me mira un poco confundida.

-Mis primeras veces no fueron como las tuyas-respiro hondo conteniendo los celos, mi hermano fue el primero y el único hasta ahora-ni como las de un adolescente cualquiera.

-Me monitoreaban constantemente-continúo-constantes vitales, como alentar mis instintos, pero luego de eso era incontrolable, un adolescente de por si es eufórico, imagínate con un suero que magnifica todo

<<< El ejercicio me calmaba, quemar energía contantemente, por lo que a mi padre se le ocurrió que otro tipo de descarga también controlaría mis instintos.

A los 11 me llevo a un prostíbulo-suspiro, me avergüenza lo que paso-maté unas cuantas mujeres cuando intentaron tocarme, les pedí que no lo hicieran, pero insistieron, me descontrolé-ella cierra los ojos, cada que hace ese gesto es como si estuviera compartiendo mi oscuridad y remordimientos, la siento en mi piel- pero me sentí mejor, descubrí que la sangre me satisfacía-miro sus ojos, buscando miedo, repulsión, pero no encuentro nada, solo curiosidad- también lo hacia el sexo, por supuesto tenía que ser a mi forma, al final de cuentas le pagaban por eso.

Eso es el sexo para mi chiquilla, una forma de gastar energía, no más que poner una mujer en cuatro y descargarme en un preservativo-sus mejillas se tiñen aún más y el rojo se extiende hasta sus orejas, es tan jodidamente tierna e inocente que el pecho se me aprieta. Es un jodido sacrilegio tocarla como lo hice.

Solo eso-acaricio su mejilla y deja su frente sobre mi pecho >>>

Egeo (Mares)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora