Antonella:
Se escucha la voz de Valeria pidiendo que baje a su marido, el hombre como puede le dice que guarde silencio. Su piel está tomando un tono grisáceo y no es para menos.
-Egeo-llama Klaus-Egeo, bájalo.
No lo escucha es como si no fuese con él. Su mano se vuelve más fuerte alrededor del cuello de Chema. Joder lo tiene levantado por encima de su cabeza apretando fuerte su cuello como si no fuese más que un muñeco.
-Egeo-esta vez es Lev quien le habla, pero no consigue resultado alguno.
Lo matará no hay rasgo de reconocimiento en el rostro del hombre que amo, es como si Chema fuese un completo desconocido que debe eliminar. Doy un paso adelante, pero Mikalay me envuelve inmediatamente entre sus brazos.
-Ni lo pienses-su tono es duro y protector.
-Lo matará, no podemos perder a nadie más-niega.
-Tampoco te podemos perder a ti-le sonrío tranquilizadoramente con una seguridad que no poseo.
- ¡No lo harás! -mi voz sale segura y firme, para nada como me siento.
Su agarre se afloja, pero no me deja por completo, por lo que tomo la delantera escabulléndome rápidamente de entre sus manos, ventajas de ser pequeña.
-Egeo-sus amigos tratan de reaccionar rápidamente para quitarme de su campo de visión, como si sus vidas dependieran de ello, pero ya es muy tarde. Un gruñido animal sale de él, cuando Lev intenta tocarme.
-Egeo-llamo nuevamente dando otro paso cerca de él y luego otro y otro, hasta que estoy a su lado-déjalo ir.
Le pido con voz dulce, mi mano toma camino para encontrase con la suya que sujeta fuerte el cuello de su amigo, pero soy detenida inmediatamente. Su mano libre toma la mía cubriéndola con fuerza, sacándome una mueca de dolor.
-Bambino-algo en su máscara fría se quiebra. Me acerco más dejando un beso en su pecho, su corazón palpita fuerte, tanto que parece doloroso.
Vuelvo a besarlo y su piel se calienta tomándome de la nuca, su aliento rosa el mío, combinando nuestras respiraciones.
-Déjalo ir bambino-me pongo en puntillas tratando de llegar a su oído-llévame a la habitación, te necesito, soy tuya.
Cuando mi mano roza el antebrazo con la que tiene suspendido a Chema lo suelta como si mi contacto le quemara, como si incluso con esa neblina animal fuese su centro de gravedad. Sus rodillas flaquean tocando el suelo aferrándose a mi cuerpo.
Me pongo a su altura apoyando mi frente en la suya, sus labios en los míos acariciándolos, dejando un suave beso sobre ellos. Tomo sus manos desasiéndome de los guantes.
-Todo irá bien-susurro y sus pálidos ojos conectan con los míos. Sus pupilas están dilatas, es como si pudiese sentir la adrenalina corriendo por sus venas, como si su cuerpo hubiese tenido una sobrecarga energética y estuviese a punto de estallar.
-Bambino te necesito, llévame contigo, solos tu y yo-desato sus rizos de la elaborada trenza enredándolos entre mis dedos-tu y yo en nuestro escondite-llevo mis labios a su oído-hazme tuya, necesito sentirme tuya.
Su respiración se vuelve más agitada, pero el deseo y la lujuria sustituyeron la crueldad que emanaba de su ser, la sed de matar fue sustituida por sus ansías de mí.
Sus brazos me rodean levantándonos con gracia y elegancia, llegando rápidamente a la torre, a la pequeña habitación donde solo existimos nosotros, donde me lo puede mostrar todo, todas sus versiones.
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Egeo (Mares)
RomanceLa desconfianza y secretos de mi marido me llevaron a los brazos de alguien más. No cualquier hombre, sino su hermano gemelo. Egeo Mansfeld una pesadilla disfrazada en vivos colores y ojos color hielo. Una mariposa que engaña con vibrantes colores o...