Capítulo 34

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Egeo:

Dios está hermosa, no puedo aparatar los ojos de ella. Su delgado y pequeño cuerpo. Su cabello mucho más largo, rosa su espalda baja, con esas pequeñas ondas que lo caracterizan. Su angelical rostro se ve más cincelado debido al flequillo, ese cabello cenizo oscuro se ve perfecto contra su piel ahora un poco bronceada.

Sus ojos tormentosos, esos ojos que me han perseguido durante cuatro largos años, con esa mirada pura y expresiva, pero ahora veo algo que antes no estaba, talvez madurez. Su corazón palpita desbocado como si pudiese sentirme.

Observo como el imbécil le acaricia la mejilla, ese idiota tiene los minutos contados.

-Egeo-Niklaus me detiene, sabe exactamente que quiero despellejar vivo al francés de pacotilla.

-Dijo que los protegerá a los tres ¿Que quiso decir con eso? -Chema está un poco desconcentrado. Valeria y su hijo Demian nos acompañan, no quiso dejarlos, el mocoso está enfermo.

-Debe referirse a su padre y Paula-mi amigo tiene un punto.

-Esos dos parecen cercanos-interviene Aarón. No se quien le dio vela en este entierro.

-Tranquilo- Lev me toma por la otra mano- ¿Aarón quieres morir?

-Es solo una observación-el inglés de pacotilla, no sabe que con menos de eso he matado a hombres en estos años.

-El micro está en su lugar-informa Faber.

El chico despertó hace poco menos de dos años. La recuperación fue larga y tortuosa. Chiara y yo le dábamos largas sesiones de fisioterapia, además hay algo que solo ella y yo sabemos, le aplique parte del suero para que sanara más rápido.

Logré sintetizar uno nuevo que ayuda con la regeneración de células y tejidos muertos. El chico no tenía esperanzas de despertar, mucho menos de caminar si lo hacía, pero ahí está, ayudándome a traer de vuelta a mi esposa, más sano que nunca.

Además, encontré parte de la lista de fracasos y mis amigos están entre ellos. Sus familias le dieron permiso a mi padre para que experimentara, mientras estaban en el vientre de sus madres. Al final de cuentas no soy el único que tiene un padre de mierda, pero eso ya lo sabíamos.

Se siente el cierre fuerte de una puerta y el motor crujir un poco para arrancar. No necesito precisamente de un micro para saber lo que dicen, manteniendo cierta distancia es más que suficiente, pero si algo sale mal los chicos tienen que estar informados, por lo que accedí a darle el micro a un transeúnte cualquiera, para que lo colocara en su bolsa sin que lo notase.

- ¿Papá ya estará en casa? -el hombre suelta una pequeña risita.

-Conociéndolo y conociéndolos, no creo que Paula haya podido convencerlos para que regresaran- ¿Quién jodidamente los acompaña?

-Hacen lo que quieren de él-el imbécil vuelve a sonreír. Que aproveche sus últimas oportunidades. Mi mujer solo puede hacer reír a un hombre y ese soy yo.

-Hacen lo que quieran de todos-ahora es ella quien ríe.

-En realidad hacen lo que les place-ambos estallan en carcajadas-esos niños harán que me salgan canas.

Niños, un pitido evita que escuche lo que pasa a mi alrededor y una niebla roja comienza a cubrir mis ojos.

-¡Niños! Aunque seas su madre te echarán la bronca, si escuchan esa palabra-respiro con dificultad.

¿Hijos?

¡Ella tiene hijos!

¿Quién carajos se atrevió a tocar a mi mujer?

Egeo (Mares)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora