Capítulo 23

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Antonella:

La maldad brilla en las fauces de sus ojos claros, es como una oscura llamarada de hielo, albergando posesión y crueldad.

El corazón me retumba con fuerza en el pecho. Las partículas del aire se van cargando de su aroma, chisporroteando poder, quemándome con el frio de sus ojos.

En cuestiones de segundos su ropa esta desgarrada, hecha añicos, la sangre se me amontona en los pies quedándome sin respiración.

Este hombre es un jodido espectáculo, su cuerpo es una jodida carga de demolición, mayor que la de un jugador de MMA, un peligro andante, una tentación constante, tan jodidamente pulcro, su piel marfileña me llama a pasarle la lengua en cada rincón.

En contra de mi voluntad camino hacia él, deslizando mis manos por su pecho, sus abdominales duros, marcados y joder su polla, dura y apuntándome acusadoramente, como si me exigiera que la llevara a la boca sin pensarlo me arrodillo.

Como desesperada me la llevo a la boca, un escalofrío le recorre el cuerpo regalándome un gruñido, agarra un puñado de mis cabellos con su mano mientras que la otra se dirige a mi nuca.

-Si es demasiado rudo golpéame el muslo.

Tarareo un asentimiento, pero es innecesario, ambos sabemos que no se puede controlar y que yo necesitaba su violencia y hambre primitiva. 

Empujó ahogándome, la siguiente embestida me saca las lágrimas y la otra me llena de lujuria. Me encanta que pierda el control, nunca es demasiado fuerte, porque es que me gusta rudo, que me dañe. Joder soy masoquista, me gusta el dolor, me gusta que duela, que me rompa.

Empiezo a lamer y chupar, saboreando su pre semen, muevo mi cabeza arriba y abajo acompasando mis movimientos a los de su mano, relajando mi garganta dejando que toque fondo. 

-Eso es chiquilla-gruñe con los dientes apretados y cuerpo tenso-chúpamela-empuja fuerte-coméntatela toda.   

Le hago caso gimiendo, chupándola, saboreándola entre arcadas.

-Eso es-su cabeza cae atrás-Así-clava fuerte sus dedos en mis cabellos moviéndose desesperadamente-muy buena mi chiquilla, té gusta tanto comerme la polla. 

El azul turbio conecta con los míos y la locura aflora en sus iris, empuja fuerte-Mi chiquilla es tan sucia y codiciosa- me estremezco de satisfacción, estoy de rodillas, pero me siento tan poderosa viéndolo derrumbarse en mi boca.

-Tómalo todo-exige enterrándose hasta el fondo, derramándose en lo más profundo de mi garganta. 

Me levanta, a pesar de su derrame su jodida polla esta dura, dura como una roca, como si no se hubiese descargado hace unos segundos. Su mirada sigue la mía y me sonríe con arrogancia.

-Espero que estés lista para ella-sin dejarme responder sus dedos encuentran mi intimidad y mete dos.

Mi cuerpo golpea la superficie blanda de la cama, su aliento achocolatado cosquillea en mi rostro, nuestras respiraciones se mesclan cuando toma mis labios. Sus dedos entran y salen mientras me besa perezosamente contrastando con la desesperación con lo que me folla.

Su lengua se desliza en la mía, un grito ahogado se me escapa. Como me puede complacer este hombre de semejante manara, como me destruye cada vez que me roza. No necesita experiencia para llevarme a la cúspide en segundos, para saber el punto exacto donde me desmorono. 

Su palma agarra mi culo levantando mis caderas, sus dedos giran y se arrastran en mi interior. Un grito desgarrador se me escapa cuando no puedo con los espasmos y el éxtasis que me recorre haciéndome zumbar el cuerpo.

Egeo (Mares)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora