Capítulo 38

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Antonella:

El aroma dulce a rosas y glicinas me envuelve, doy vueltas en la cama perezosamente ¿Por qué sueño con aroma de flores? Abro los ojos. Dios. Este hombre no tiene límites.

El suelo está cubierto de glicinas blanca como la nieve, manchadas únicamente por un sinnúmero de Halfeti. Los pétalos negros de las mismas me rodean junto a una nota sobre la almohada.

Descansa mi dulce chiquilla, volveré pronto. Te haré el amor toda la noche-un escalofrío me recorre.

PD: Los pequeños psicópatas, me persiguen por todas partes, vienen conmigo. 

Una pequeña risa se me escapa, la felicidad me recorre, los está aceptando. Doy una palmadita sobre la cama, los pétalos revolotean con su aroma impregnado en las sábanas.

Recuerdo la historia que solía contarme mi padre de pequeña:

Se cuenta que la última descendiente de la estipe más poderosa de los patricios romanos, quedó bajo la guardia y tutela de su hermano, hasta que pudiese tomar un esposo. El hombre, un devoto de la fe, despojado de todos sus títulos y riquezas juró cuidarla. Él su guardián y protector, encerrados en unos de los más hermosos palacios del mundo llamado Pétalos Negros.

El hombre rompió cada sacro juramento deseando al prójimo. Los amantes se veían cada noche en los jardines y se amaban entre los oscuros pétalos, las rosas negras los rodeaban.

Ella cada noche le pedía que tomara valor, que la tomara como esposa. Que rompiera sus leyes y creencias. Qué le gritaran al mundo su amor, qué más da si eran hermanos, pero él solo le regalaba flores, flores oscuras como el amor que había nacido entre ellos.

La chica, no podía vivir con el dolor de no tenerlo, pero tampoco podía abandonar el mundo sin él, por lo que en ella se despierta la más sublime de las paciones, la desesperanza.

Ella lo abandona dejándole una rosa a modo de despedida. Cuando el hombre aspira su aroma y nota la traición de la mujer que ama se rompe en pedazos, su alma se hace añicos, por la mujer que idolatraba, por la mujer que había amado desde su primer aliento, por la cual estaba preparando una vida eterna, por la cual había matado y asesinado una familia entera, su familia.

Cuando ella lo ve muriendo, no soporta el dolor y con un beso se une a su agonía. Él la llevaba cada noche al jardín porque con cada Luna Nueva sus almas se volvían eternas. Él hombre había acudido a un hechicero para que vivieran eternamente, pero ella los había condenado a la muerte eterna traicionado al amor que había jurado idolatrar.

Así nació el significado de la flor, un amor oscuro, profundo y devoto, sobrepasando las normas convencionales. Un amor oscuro, que sangra y está manchado de la más pura crueldad. Cada que aspiras el olor, tomas la fragancia no sola de la muerte, sino del más oscuro de los amores, un amor condenado pero eterno.

Papá solía decirme que lo convencional aburria. Que yo era de las que buscaba emociones, pero que las cosas convencionales eran las que nos brindaban estabilidad, seguridad. Mientras que la emoción termina y solo queda ráfagas de algo que se lleva el viento, en cabio lo convencional perpetua en el tiempo.

Lo que no comprendía papá es que un amor de ese calibre no es algo que se lleva el viento. Sino una espina que se entierra y contamina la sangre. Esa flor es la más de pura de las representaciones de nuestro amor, profundo, devoto y destructivo.

Se que Egeo conoce todas las leyendas que acarrean la flor. Porque resulta que los nazis la utilizaban como símbolo de triunfo y éxito, finalmente el creció entre nacis. Es un naci. 

Miro mi alrededor, la habitación esta destruida. Las flores maquillan las estillas de su descontrol. Me tomó en cada superficie de la habitación, por lo que está completamente destruida. Está demente, completamente demente. Cuatro años según él sin mí, lo han llevado a la locura, no tiene control alguno. Su fuerza a aumentado, el suero a atacado la más fuerte de sus defensas, su mente.

Doy un bote en la cama cuando las puertas se abren, sostengo fuerte las sábanas a mis senos, cubriendo mi cuerpo cuanto puedo.

-Dios, del amor, hermoso-grita Paula, mis amigas la acompañan con un gemido ahogado-Tomamos mal el camino y llegamos a una floristería.

-¡Tu marido da miedo!-Olivia mira a todas partes-parece nieve ensangrentada.

-A mí me parece romántico-lo define Chiara-espeluznante, pero romántico.   

- ¿Pero ¿qué te hizo? -me examina Valeria.

-Ese hombre es un animal-me ruborizo, sí que es un animal. Paula me mira divertida-Dios mío estás pensando en cómo te folla. 

- ¿Qué? No...no...-ellas estallan en carcajadas.

-No podrás ni caminar-continua ella y las chicas la acompañan con rizas.

-No vas a decirnos nada-Olivia levanta las cejas de forma coqueta-ese hombre no debe darte descanso.

-Con todo eso de lo sobrehumano-se ríe Chiara.

-Todas necesitamos esa fantasía, tú la vives, cuenta-Valeria se acerca dando botecitos sobre la cama-tu cuerpo y la habitación nos deja claro que folla como una bestia. 

Enrojezco y a mi mente llegan los recuerdos de la última vez que me tomo, antes de quedarme dormida ¿Una bestia? ¿Acaso una bestia puede adorarme como él lo hizo?

Me deja caer delicadamente sobre el suave colchón que huele a él, chocolate y océano. Me mira, el corazón se me estruja cuando en sus pálidos iris veo la absoluta devoción que me profesa.

Una corriente me recorre cuando la briza que se escurre por la ventana bañando mi piel desnuda. Separa mis piernas acariciando la cara interna de mis muslos. Sus manos grandes me rodean, son ásperas, grandes y deliciosas.

Une nuestros labios, sus manos suben por mi cuerpo enredándose en mi cabello, inclina mi cabeza profundizando el beso, dulce, pero apasionado. Su lengua roza el contorno de mis labios, como si se hubiese ensañado con ellos, devorándome.

Su polla dura roza mi clítoris, estoy a punto. No sé qué me lleva más al límite si su violencia, o su devoción. Mi cuerpo vibra con cada rose. Sus labios siguen en los míos, cada vez más violentos, más posesivos.

-Te amo-susurra sobre ellos, un escalofrío me recorre, los sentimientos se me amontonan.

-Te amo-repite, su mano se escurre entre nuestros cuerpos, la excitación se extiende como ráfagas de electricidad.

- ¡Eres mío! -sus dedos dibujan círculos en mis pechos

-Tuyo-llega a mis pesados pezones los pellizca con fuerza retorciéndolos y tirando de ellos. Gimo de placer, la necesidad se instala en mi punto dulce. Por instinto rodeo su cintura con mis piernas.

-Mio, solo mío-me mira con adoración, mientras entra lentamente en mi-solo mío.

-Solos tú y yo-entra y sale despacio pero tan profundo con tanta vehemencia que exploto.

Todo él es perfecto, su inmenso cuerpo me cubre balaceándose suavemente, pero destilando domino. Él es un depredador, pero es mío, mi depredador.

Su olor me emborracha. La sensación de sus brazos cubriéndome, invadiéndome, ese morbo de que me puede romper, pero que no lo hace porque me pertenece, porque nos poseemos. Su mirada en la mía, ardiente, quemándome prometiéndome el mundo...   

-Antonella-la voz de Paula me saca de mi sueño-perdida en el pecado-las cuatro idiotas estallan en carcajadas

Egeo (Mares)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora