Egeo:
Como puedo abro la puerta.
-¡Te extrañé!-pronuncio sobre sus labios cerrando la puerta de una patada. Sus manos se desesperan tratando de quitar mi ropa, dejo que lo haga a su ritmo.
Sus manos se deslizan por mi pecho, acariciando mis abdominales llegando a la faja de mi pantaloncillo, baja toqueteando mi cuerpo. Se arrodilla.
-Antonella-murmuro, me mira con los ojos entrecerrados, mí polla se agita desesperada de sus deliciosos labios, joder sus labios son lo más erótico que he vito.
-Chúpale la polla a tu esposo-sus muslos se juntan en respuesta, me encanta saber que le gusta adorar mi cuerpo, como a mí el suyo.
Sus pequeñas manos tratan de rodear mi eje, la lleva hasta su boca y gime, un gemido de placer como si estuviera probando el cielo, mí polla late desesperada deslizándose por sus cálidos labios. Relaja su garganta tratando de tomarla todo.
-Joder si-mis manos se enredan en sus hilos cenizos, manteniéndola en el lugar, tomando el control embistiendo su deliciosa boca-así chiquilla cómetela toda.
Sus manos van a mis pelotas acariciándolas, haciéndome perder el control, envistiéndola fuerte.
-Mi esposa-arrastro las palabras, sujetando más fuerte su cabello y ella chupa con ímpetu haciendo girar su lengua como si no tuviese suficiente de mí.
Trata de tomar más, como si su necesidad fuera sinónimo de la mía. Mi piel se calienta de placer cuando veo como levanta su vestido y mete sus dedos en su coño, gruñe metiéndolos y sacándolos. Su cara de placer y su ímpetu provocan que mi semen salga disparado.
Se prende como si tuviese mucha, mucha hambre y mi semen fuera lo que la alimenta. La levanto y se queja, aparto su mano, me mira como si me quisiese matar provocándome una riza. Me golpea el pecho y la sostengo con fuerza, rompiendo sin cuidado alguno su vestido.
Me quedo embobado, joder, su cuerpo está tan cambiado, tan hermoso. Ya no es una chiquilla de 20 años, es una mujer. Eso sí, una mujer caprichosa, mi mujer, sólo mía.
Me tiendo en la cama, mi polla está dura con solo verla, la mira mordiéndose los labios.
-Móntame chiquilla-camina ansiosa, colocándose sobre mí, me tiene hechizado, es preciosa. Acaricio sus senos tirando de sus mariposillas, gime llevándome a su interior.
-Ah, ah...-gime sacándome un gruñido, su coñito es tan delicioso, una cosita tan pequeña. Se agita apretándome, joder aun no la tiene completa dentro y ya está siendo llevada por el éxtasis.
-Mmmm eres perfecto-hecha su cabeza hacia atrás, balaceándose lenta y perezosamente. Su cabello acaricia sus caderas, sus senos saltan brillando, con una ligera capa de sudor cubriéndola.
Tomo sus caderas enterrándome en los más profundo de su interior. Uno nuestros labios, sus labios son tan suaves, pero me toman en un beso necesitado, enredamos nuestras lenguas al ritmo de nuestros movimientos que van en aumento.
Las envestidas se vuelven violentas, me deslizo fuerte por sus apretadas paredes, sus dedos se enredan en mis rizos desatándolos, la empujo con fuerza contra mi pelvis, nuestros labios amortiguan sus súplicas y mis gruñidos. Está al borde, mi rose constante en su clítoris la tiene al explotar y lo hace nuevamente cuando mordisqueo su labio inferir.
-Egeo-grita entre jadeos.
La pongo de lado saliendo de ella cuidadosamente, mí polla está cubierta de sus fluidos, eso aumenta mi ego, le arranco los orgasmos como si fueran agua, unto su agujero prohibido.

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Egeo (Mares)
Roman d'amourLa desconfianza y secretos de mi marido me llevaron a los brazos de alguien más. No cualquier hombre, sino su hermano gemelo. Egeo Mansfeld una pesadilla disfrazada en vivos colores y ojos color hielo. Una mariposa que engaña con vibrantes colores o...