Capítulo 18

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Antonella:

El jet va descendiendo rápido chocando con la copa de los árboles, de un lado a otro sin control. Egeo me sujeta fuerte, no nos emos movido del lugar ni un centímetro. Solo escucho sus órdenes a unos helicópteros que nos rodean y exigencia a los hombres que nos acompañan.

Las chicas gritan, por el aterrizaje forzoso y Tristán llora desconsolado en los brazos de su madre, que está siendo sujetada por Lev. El arrastre prolongando del avión llevándose a su paso las plantas y rocas, nos asegura que estamos en tierra firme.

Egeo sale de inmediato, seguramente comprobando que no haya fugas o algo parecido. A los pocos minutos lo tengo a mi lado.

-Se quedarán aquí-me mira con severidad-bajo ninguna circunstancia puedes salir, dejaré soldados cuidándote. Regresaré pronto, somos tres tropas, traeremos a los chicos y nos marcharemos de inmediato, no puedes ponerte en riesgo-desvía la mirada a las chicas-ninguna puede, entendieron.

Asentimos, dejando un beso en mi frente se marcha a una velocidad asombrosa. No quiero que esté en riesgo, no sabemos que puede haber ahí fuera.

¿Por qué se los habrán llevado?

Esos chicos son fantásticos, no parecen soldados, juegan, se divierten, me hacen compañía siempre. No me dejaban sola y me hacían chistes constantes para alegrarme, porque alguien quisiera hacerle daño.

Balas y gritos se escuchan a lo lejos y en especial uno que me sobresalta, mis primas también lo reconocen. Doy un bote y sin pensármelo dos veces salgo corriendo. Los guardias me persiguen, pero me escabullo, no puedo permitir que me atrapen, como tampoco puedo permitir que le hagan daño.

-Papá-grito cuando veo una herida de bala en su brazo

El me vendió, lo sé, pero es que fue mi todo durante dieciocho largos años. Vivía añorando sus visitas y las de mi hermano, no podría soportar que le hagan daño. Sus duros ojos grises conectan con los míos, su expresión se suaviza de inmediato. Unos brazos me sostienen, levanto la mirada se perfectamente quien es.

- Azov-susurro.

-Pequeña-su mirada me recorre apretándome a su cuerpo, me remuevo incomoda, porque siento que está mal- ¿Te encuentras bien?

No puedo responderle, algo le golpea y doy un traspiés, pero los brazos correctos me sostienen.

-Te dije que no salieras.

No le presto atención a su reclamo, su cuerpo me cubre y nos movemos extremadamente rápido por el campo, de una forma completamente sobrenatural.

- ¿Que está pasando? -pregunto cuando veo a los lejos a Klaus, lleva a su hermano a un helicóptero, pero lo demás me rompe el alma-Ellos...

No puedo continuar la frase, fue él, fue Azov. El hombre que juré amar frente al altar, al hombre que no creí capaz de hacer daño a un inocente, es difícil verlo así, en esta situación. Acepté a Egeo con todas sus versiones, por eso no me sorprende lo que hace, lo violento que puede llegar hacer.

Azov me vendió la versión de un hombre que no existe, un banquero pulcro, refinado que solo se dedicaba a donar dinero a entidades benéficas. Un hombre que protegía, no que mataba por su veneficio, no conocí al asesino. Creo que es eso lo que me está doliendo en este momento, que no creyó que podría soportar la verdad, que no podría aceptarlo.

Los soldados de Egeo nos cubren, hay muchos cuerpos en el suelo. Las bilis se me suben a la garganta, no estoy hecha para esto, lo entiendo, lo comprendo, pero este mundo no es para mí.

Creo que se ha provocado un alto al fuego, es que mis pensamientos no han dejado lugar para lo que me rodea, para las voces que me hablan.

Mi familia ¿Qué hacen esos dos hombres involucrados es todo esto? ¿Qué hace mi padre en todo esto?

-Mi niña ven con nosotros-me habla con esa voz que tanto adoro, esa que me asegura que pondrá el mundo a mis pies, si así lo pido.

¡Si! soy de esas chicas que tiene a su padre en un pedestal, que es su héroe, pero es que su pedestal era de cristal, se agrietó grandemente hace algunos años y hoy se rompió por completo. Puede que Derek y Faber estén muertos, como pudieron, ellos no son mafiosos, ellos no son militares, porque, porque se involucraron en todo esto.

-Todo tiene una explicación Antonella-interviene mi hermano al ver que no le respondo a papá.

-Pequeña ven con nosotros, será diferente-Azov, sus ojos miel, esos que tanto miraba encantada en el pasado, me miran intensamente-seremos sinceros, no te esconderé nada.

Trastabillo un poco insegura, tiene que haber una explicación, pero no puedo siquiera pensarlo o preguntar, cuando un brazo me rodea y de inmediato lo sé, no hay explicación que valga.

Él quiere el proyecto. Proyecto que es el hombre que me sujeta quien lo lleva en las venas. Eso acarrearía su destrucción y por nada en el mundo lo permitiría, ni siquiera por esos tres hombres que dicen amarme.

Egeo me toma en brazos escondo mi rostro en su cuello evitando mirar a cualquier lado. En cuestiones de segundos estamos en uno de los helicópteros, no dice nada, no me mira, no me habla, nada.

Egeo (Mares)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora