Egeo:
La misión de rescate fue un existo. Lev y Oscar están llevando a las mujeres embarazadas a los refugios en sus respectivos países. Confío más en la zona de Oscar en Inglaterra. Sé que la Bratva no tiene poder en San Petersburgo, Lev lo controla, pero sigue siendo peligroso llevarlas a Rusia.
Antonella duerme entre mis brazos. Me estremezco al ver sus marcas, los chupetones de su cuello, las marcas de mis manos en sus muslos, quiero hacerla mía, pero esta adolorida, le provoqué un sangrado.
Nunca imaginé que el sexo pudiese consumirme a tal grado, la bestia dejó de existir y solo estaba el hombre, un hombre descontrolado, pero el hombre, sentí al hombre.
Tomo sus labios, no puedo alejarme, no cuando su olor está en mi piel, ronronea soñolienta cosas en italiano y me invadan los recuerdos, sus gemidos, lo que me hizo sentir, profundizo el beso. Su piel cosquillea, sus tormentosos ojos se abren y lo que veo en ellos me estremece, o tal vez soy yo como un tonto buscando algún sentimiento en ellos.
-Bambino-muerde mi labio.
-Matarás mi fama de chico malo si te escuchan-se ríe, llenando mi boca con su lengua.
-Bambino nadie podría-sus manos recorren mi torso, está temblando como anoche cuando la hice mía-te necesito-me susurra al oído.
-Te dolerá-respondo con la voz cargada de deseo, me acaricia el miembro por encima de mi pantalón de vestir.
-Solo quiero probarte-me canturrea con voz caprichosa que solo me la pone más dura- Bambino me gusta mucho tu sabor.
Gruño fuerte, estamos rodeados de personas y por nada en el mundo permitiría que escucharan sus gemidos.
-Una pequeña probadita-me susurra y mi polla se sacude.
La tomo en brazos complaciéndola, llevándonos hasta el baño, sierro con seguro y ella se remueve para que la deje en el suelo. Sus rodillas golpean el suelo provocando que me tiemblan los pies, joder tenerla así me exista de sobremanera.
Abro la bragueta del pantalón dejando que mi polla se libere, muerde su labio, el presemen cubre la punta. Se acerca más aspirando mi aroma, solo ese gesto de satisfacción podría llevarme al límite.
La toma entre sus pequeñas manos, recorriéndola a lo largo como si fuese una maravilla, sus preciosos labios besan la puta, su tibia lengua toma mis fluidos y cierra los ojos saboreándose como si fuese su dulce preferido.
La tormenta desatada en sus ojos hace que las pelotas me duelan el doble. Va introduciendo poco a poco mi polla en su boca soltando un gemido de satisfacción, mi cuerpo se sacude con una electricidad ensombrecedora.
Tomo su cabello en un puño empujando un poco más, dejando que se adapte a mi tamaño. Sus ojos se llenan de lágrimas, arremolinando la lengua, la saco y se la entierro hasta el fondo de su garganta, gruñe a modo de satisfacción y aprobación, provocando que mi autocontrol desaparezca.
No puedo contener y comienzo a entrar y salir con fuerza, con ganas penetrando su garganta como un poseso, escuchando el sonido de carne contra carne, sus gemidos ahogados. Los hilos de saliva y pre semen escurriéndose de su boca me tensan, haciéndome vibrar con una corriente por la columna quebrándome los huesos, llevándome.
-Así chiquilla sigue, sigue mirándome así, no sabes lo bien que te ves con mi polla en la boca-me gime en respuesta, empujo con más fuerza, entrando y saliendo.
-Cómetela toda chiquilla.
Ella lo hace, llevándome a un abismo, sacándome gruñidos que me hacen descargarme en el fondo de su garganta, pero continúa ordeñándome como la golosa y caprichosa que es.

ESTÁS LEYENDO
Egeo (Mares)
RomanceLa desconfianza y secretos de mi marido me llevaron a los brazos de alguien más. No cualquier hombre, sino su hermano gemelo. Egeo Mansfeld una pesadilla disfrazada en vivos colores y ojos color hielo. Una mariposa que engaña con vibrantes colores o...