Capítulo 25

129 17 0
                                        

Antonella:

Joder el hombre al frete de la clase esta jodidamente bueno, mayor, de unos 40 y tantos, pero es el sueño de toda veinteañera, un jodido papi caliente. Su atención está puesta en Paula, es lógico, es una de las mejores de la clase.

Yo en especial no sé nada de ingeniería, me interesa el arte y por eso lo estudio, pero mis primas insistieron en que tomara optativas con ellas y bueno ahora estoy con Paula en medio de una clase de mecánica de fluidos.

El papi caliente lo hace bastante ameno, sabe de lo que habla y te cautiva para que le prestes atención. La clase está en silencio absoluto, envuelta en el hombre que destila poder y domino. Ni se le acerca al aura oscura y posesiva de Egeo, pero es bastante atractiva.

Empecé en la escuela de ballet de práctica. Enseñar no es precisamente fácil, pero me gusta mucho y muero por conseguir los fondos y fundar mi propia academia.

Sigo bailando cada día en la zona de ensueño que creó Egeo. Bailar está en mi ADN, nunca podría dejarlo, es mi pación. He logrado todas mis metas, e brillado y quiero hacer que otras personas también lo hagan.

Aunque no podré cumplir mis sueños de forma inmediata, no solo porque me falten recursos, sino porque todo esto se está poniendo feo. Han pasado dos días desde mi discusión con Egeo, lo he evitado desde entonces, incluso me fui a dormir con las chicas.

Las personas a nuestro alrededor están nerviosas como si esperancen que en cualquier momento explote una bomba.

Siquiera me doy cuenta que la clase terminó y que Paula tiraba de mi mano hasta que me encuentro dentro del auto que nos llevará a casa.

Joder eso ultimo me fastidia, me fastidia que este considerando esa casa y a Egeo mi hogar y que no lo comprenda. Han sido días terribles, no tenerlo a mi lado es como un dolor fantasma, sientes que está, pero la realidad es que se ha ido. No soporto imaginar que puede morir, que está considerando morir, mucho menos podré soportar que no esté, que se balla para siempre.

Mis amigas han estado distantes estos días, a pesar de que he estado a su lado. Katerina a la cual ya comenzamos a llamarla Olivia está muy nerviosa rodeada de las tropas. Inquietantemente cerca de Lev ¿Será que esos dos tienen una historia? pero bueno, si no quiere compartirla no soy nadie para exigirlo.

Chiara esta distante, distraída y en su mirada puedo detectar miedo. Paula no se queda atrás ocultando cosas, parece un gato encerrado, es como si quisiera huir, en realidad es como si las tres quisieran huir y refugiarse en un lugar seguro, un lugar que sería fuera de este planeta.

Cada una tiene su propia historia y espero que algún día quieran compartirla con el mundo y conmigo.

El auto se detiene y antes de que los chicos que nos cuidan puedan bajar mi puerta se abre dejándome ver un sonriente Mikalay, un poco de su luz está volviendo a sus ojos, poco a poco.

- ¿Como le ha ido a mi bailarina favorita? -giro lo ojos.

-No es como si conocieses a muchas bailarinas-suelta una carcajada.

-Nunca se sabe-levanta las cejas queriéndose hacer el interesante, robándole una carcajada a mi prima y luego otra a mí.

-Chicos-se dirigen a nuestros guardaespaldas que ahora sé que la mayoría son cadetes o soldados, además jóvenes, creo que más jóvenes que yo- ¿cómo ha ido el día?

-Todo tranquilo-informa el mayor, Daniel, parecen hermanos, aunque creo que se llevan solo un año de diferencia-Dairon y los demás están cuidando a la chica, aún está en clases.

- ¿Son hermanos? -pregunto curiosa y todos los hombres a mi alrededor ríen.

-Pues si-responde Daniel-mi madre casi enloquece con tres pares de gemelos seguidos unos de otros.

No puede evitarlo mi boca se abre en una O sorprendida.

- ¡Pobre! -ahí es cuando estallan todos en carcajadas incluyéndome-debía ser una tarea difícil-asienten a la vez-gracias por cuidarnos.

Me iban a responder, pero un estruendo nos sobresalta. Desenfundan las armas. Se sienten los crujidos de madera desgarrándose, cristales asiéndose añicos y a pesar de que uno de los gemelos intenta detenerme, protegerme con su cuerpo me escabullo. Lo que me encuentro jodidamente me sorprende, pero al parecer no tanto a los que nos rodean, el miedo se dibuja en sus rostros, pero no la sorpresa.

Egeo (Mares)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora