VI. Chiara

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Para Chiara la mañana estaba siendo ajetreada. La furgoneta de reparto la había dejado tirada y la grúa había tardado un siglo en ir hasta la cuneta donde se había quedado parada. Luego, como había tenido un retraso en la línea de repartos, su jefe había decidido que le descontaba la hora perdida del sueldo. Como si ella hubiera sido la culpable del fallo mecánico.

Solo se le quitó el enfado-o parte de él-cuando comprobó que tenía dos paquetes para el bajo A de la calle Castaño. Apostó mentalmente al outfit con el que Violeta abriría la puerta aquella mañana tan accidentada. O más bien, tarde, pues eran ya las dos del mediodía cuando tocó el timbre. Hacía casi tres semanas que no la veía.

-Hola.

Pero la puerta la abrió el otro chico que vivía allí. Pelo negro, recortado por los lados, algo largo y revuelto pero no despeinado. Lo que más destacaba era su bigote y la camiseta que parecía irle algo pequeña. Aunque sin una arruga.

-¿Violeta Hódar?

-Ah, sí, me avisó de que había pedido.

-Dame tu DNI, por favor.

Chiara no se lo había dicho a nadie, porque no procedía, pero el de Violeta se lo sabía de memoria después de tantos repartos. ¿Era eso legal? Seguramente no, pero no iba a usarlo para nada que no fuera su trabajo.

-Muchas gracias, hasta luego.

-A ti. -Cerró la puerta el chico con una breve sonrisa.

Al contrario que Violeta, las veces que él le había abierto la puerta, había sido extremadamente acicalado. No sabía si eran pareja, porque no le gustaba meterse en esas cosas, pero si era así, eran la noche y el día respectivamente.

Arrancó la furgoneta, recobrando el enfado, cuando el embrague parecía haberse endurecido en los cinco minutos que había tardado en hacer el reparto.

Tan centrada estaba en acabar su largo turno, que no se dio cuenta de que, tras ella, Violeta, cargada con bolsas de la compra, entraba al portal de su casa.

Until I see you againDonde viven las historias. Descúbrelo ahora