Llevaba una semana de retraso con el planning de las oposiciones. Últimamente le estaba costando bastante sentarse y ponerse a adelantar temario. Tenía todavía tiempo, apenas estaban entrando en el mes de febrero y hasta septiembre no tenía que examinarse. O al menos eso era lo que se repetía ella para no estresarse. Lo que le decían su hermano, sus amigas... y ahora también Violeta. Había rechazado ya dos planes propuestos por ella, pero no podía irse de casa sabiendo que no estaba al día con el plan de estudios que había programado al empezar la oposición. Se le hacía extraño pasarse tantos días sin verla, se había acostumbrado a quedar durante todo el mes de enero, al menos dos días a la semana con ella. Hablaban por mensaje sobre los libros que se iban dejando. Chiara no poseía una biblioteca tan gigante como la que sabía—por las fotos de su habitación que había visto—que tenía Violeta. Si se paraba a pensarlo, hacía ya varias semanas que no iba a su casa a entregarle algún paquete. ¿Es que ya no pedía por Amazon?
Vio📖:
<< ¿Ni un café?>>
Le había dicho ella a la segunda negativa.
<<Te prometo que
en cuanto me ponga al día
nos tomamos todos los cafés que quieras.>>
Vio📖:
<< ¿Y algo más?>>
Estaba bebiendo agua cuando escuchó el audio que le había enviado, con ese tono de voz tan sugerente a veces, y casi se atraganta.
<<Quieres ir otra vez a la librería?>>
Vio:
<<O a dar una vuelta. A cenar a algún sitio... ¿Quieres?>>
<< Tampoco me importaría volver a ese local
de ensayo que tenéis.>>
<<Claro, pero cuando no
tenga una montaña de apuntes.>>
<<Intento no distraerme.>>
Y si le costaba horrores no hacerlo en una situación normal del día a día, en mitad de su rutina, ahora que Violeta estaba en su vida le costaba el doble. Si incluso tenía que dejar el móvil mucho más lejos o apagarlo para evitar la tentación de mirar las notificaciones.
Vio:
<<Lo sé, boba.>>
<<No te distraeré, relax.>>
La última vez que habían hablado sobre quedar había sido el último viernes de enero, hacía casi una semana. Violeta parecía haberse tomado al pie de la letra sus palabras, porque apenas habían hablado mucho más desde entonces. El retraso con el planning estaba casi arreglado, pero le parecía que la había cagado un poco con la auxiliar.
—¿Qué te pasa? —Quiso saber su hermano cuando salió de su habitación tras un par de horas encerrada.
—Nada, hermanito.
—A mí no me engañas con esa carita de perrito apaleado. ¿Has discutido con tu novia?
—¡Qué novia! No seas ridículo, Alejandro.
—Sabías a quién me refería. —Se jactó su hermano cerrando el grifo del fregadero.
Chiara bufó. Empezaba a echar de menos cuando era ella la que se metía con su hermano y no al revés. Tal como había pasado toda la vida.
—Es que le he estado largas para quedar porque necesito avanzar con las opos. Le dije hace unos días que no quería distraerme... Y hablamos muy poco. <<Hola, ¿qué tal tu día? Hasta luego...>> Esas conversaciones. Detesto esas conversaciones, ya lo sabes.
Era como haber retrocedido a la casilla de salida.
—Eres tonta. —Sentenció su hermano dejando de frotar una sartén—. Porque salgas un rato no va a pasar nada. Ya te he dicho treinta veces que tienes que tomarte un respiro. Llegas del trabajo y te pones directamente a estudiar. Eso no es sano, hermanita.
—Joder, pero tengo que seguir el puto planning. Y llevaba una semana de retraso porque me he relajado...
—Pero Violeta no tiene la culpa. Y has hecho que piense que sí.
Odiaba que tuviera razón. ¿Porque no era capaz de verlo como ella?
—¿Y cómo lo arreglo?
—Interesándote, pidiendo disculpas... Lo dramáticas que sois las lesbianas...
—Mira, guapo... —le advirtió.
—Como te atrevas a negármelo te arreo con la sartén. Y me da igual acabar en la cárcel por hermanicidio.
Siempre amenazando con lo mismo.
—La palabra correcta es fratricidio. Hermanicidio no existe, Alejandro.
Su hermano le dedicó una mueca y siguió fregando los platos.
Acabar en la cárcel había dicho... Aquello hizo que su bombilla de pensar se encendiera con una idea.
—Bueno, tengo una idea. —Anunció, sin pretenderlo, en voz alta.
—¿Es igual de buena que la de la librería?
Chiara volvió a apoyarse en la encimera, arrugando el ceño, confusa.
—¿Sabes lo de la librería?
—Me lo contó Violeta en el concierto. Como tú te lo callaste... Ya sabes, ¿la noche que nos fuimos al karaoke? Eres una intensa, pero lo emocionada que estaba la chica... —Se secó las manos con un trapo—. Venga, cuéntame.
—Si sale bien te lo cuento. —Se agachó para coger a Moose. Estaba gigante en comparación a la bola de pelo que había recogido de un contenedor hacía pocos meses.
—Siempre creando misterio. Ya no me cuentas nada, Keeks.
—Solo voy a disculparme por ser tan incorrecta y despreocupada. Y a lo mejor, hago algo más. No quiero que se me gafe, por eso prefiero no contarte nada.
Su hermano pareció entender a lo que se refería porque enarcó una cejacon complicidad, acompañada de una sonrisa conforme. Dudaba bastante de que supiera lo que se le había ocurrido, pero teniendo en cuenta que sehabía acabando enterado de lo de la librería, había una gigantesca posibilidad.
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Until I see you again
FanfictionVioleta es una rata de biblioteca que derrocha su sueldo en comprar libros. Quizá, en parte, lo haga porque la repartidora que va con asiduidad a su casa le atrae un poco. Aunque ella no quiera admitirlo, claro. Por otro lado, Chiara tiene la cabeza...