Cuarta parte: Everything has change.
Había tenido una semana bastante intensa en el trabajo. El principal problema: la primavera cada año llegaba antes, y Chiara lo notaba gracias a la sensibilidad que tenía al polen. No era alergia, ya que en la prueba que se hizo hacía un par de años —por asegurarse—dio negativo. Durante la semana, había perdido la cuenta de las veces que había tenido que ir a un pueblo que estaba casi en mitad del campo. Y luego estaban los perros. Uno casi le muerde.
Por suerte, en la urbe estaba rodeada de asfalto y coches. Aunque no era su escenario favorito, ya que le gustaba bastante la naturaleza. Pese a que su hermano se metiera con ella llamándola vampiro por lo pálida que estaba durante todo el año.
Estaba en una callejuela, huyendo del ir y venir de la aglomeración de gente de un viernes a las siete de la tarde, esperando a Violeta. Tras pasarlo tan mal quedando en la clínica, bajo la indiscreta mirada de Esther, Chiara le había pedido si podían quedar en otro sitio. Y Violeta no le había puesto pegas, tal como esperaba que hiciera. En sus cascos de diadema de color negro, estaba sonando Ivy. Hasta que se agachó para atarse los cordones de las botas y, al levantarse, alguien se los quitó de la cabeza.
Al girarse, vio a Violeta con un jersey blanco que no le había visto nunca y sus auriculares puestos. Sonreía de oreja a oreja y la miraba con una sorpresiva alegría.
—¿Estás escuchando a Taylor Swift?
—Sí. Enhorabuena, has conseguido lo que llevo evitando años. —Violeta se unió a su carcajada—. No sabía que tenía un disco tan... ¿gris? —Ella le devolvió los cascos.
—¿Gris?
—Quiero decir... frío... tristón en el sonido... No sé explicarlo, pero si tuviera que definirlo por un color sería ese. Más que tristón... diría que es un sonido melancólico que...
—Algo así como tus ojos a veces.
Chiara clavó su mirada, interrogante, en la de Violeta.
—Bueno, es un comentario bastante concreto.
—No te lo tomes a mal, Kiki. Hace tiempo que no te veo con esa mirada gris. ¿Cómo describirías mis ojos, mi mirada...
Chiara se quedó unos segundos en silencio, buscando las palabras adecuadas para expresar lo que siempre se había dicho a sí misma en su cabeza, tratando de verbalizarlo sin trabarse.
—Tus ojos son amables, alegres... Y en un tono de marrón bastante más cálido de lo que parecen en un rápido vistazo. Quizá por tu forma de mirar... O porque son bastante redondeados y gigantescos...
Violets parecía bastante complacida por lo que había oído, porque volvió a sonreír.
—¿Quieres contarme desde cuándo escuchas a Taylor Swift mientras caminamos?
—Pues... desde hace un mes aproximadamente. Por eso te pedí tus canciones favoritas—se sonrojó un poco cuando Violeta buscó su mano. Se la agarró diligente y anudó sus dedos con los suyos—. Me parece fatal que no me dijeras más de Evermore. Solo mencionaste la que da nombre al disco, Ivy y Willow.
—Tú dijiste dime tus favoritas y yo te contesté. Lo cierto es que te pega bastante que te guste Evermore. Aunque esperaba que te gustase mucho más Reputation.
—¿Por qué?
—Por emo—se echó a reír. Seguramente al ver su cara.
—Me lo tomaré como un cumplido.
—Porque lo es. En realidad, Reputation, en el fondo, es un disco bastante romántico... a su manera, claro. Aunque con lo poco que conozco a Sophie le pega mucho más a ella por estética. ¿Cuál dirías que me pega a mí?
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Until I see you again
FanfictionVioleta es una rata de biblioteca que derrocha su sueldo en comprar libros. Quizá, en parte, lo haga porque la repartidora que va con asiduidad a su casa le atrae un poco. Aunque ella no quiera admitirlo, claro. Por otro lado, Chiara tiene la cabeza...