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SOFÍA

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SOFÍA

El bus llegó al hotel, y la emoción volvió a encenderse en el grupo cuando vimos las luces del edificio. Era un lugar moderno, con una entrada amplia y elegante que prometía comodidad después del largo viaje. Nos bajamos del bus y, entre risas y bromas, recogimos nuestras maletas y nos dirigimos hacia la recepción.

—¡Mirá lo que es este lugar! —dijo Gonzalo, asombrado, mientras observaba la decoración del lobby.

—Sí, es increíble. No puedo creer que la facultad nos esté pagando todo esto —contesté, también impresionada.

Nos registramos y nos entregaron las llaves de nuestras habitaciones. Me tocó compartir con una compañera de la facultad que no conocía mucho, pero que parecía simpática. Gonzalo tenía su propia habitación, y cuando nos despedimos en el pasillo, me dijo:

—Bueno, mañana arranca todo. Que descanses, Sofía. Estoy seguro de que vamos a romperla.

—Igualmente, Gonzalo. Nos vemos mañana temprano —le respondí, con una sonrisa.

Entré a mi habitación y dejé la maleta a un lado. La habitación era hermosa, con una cama grande y cómoda, un escritorio y una ventana que daba a una vista espectacular de la ciudad. Me acerqué a la ventana y me quedé un momento mirando las luces de la ciudad alemana, pensando en todo lo que nos esperaba en los próximos días.

Después de una ducha rápida para sacarme el cansancio del viaje, me puse el pijama y me acosté en la cama. Aunque estaba agotada, mi mente no paraba de pensar en todo lo que había pasado y en lo que estaba por venir. Pensé en la charla con Gonzalo, en lo bien que nos habíamos llevado, y en cómo este viaje ya estaba siendo mucho más de lo que esperaba.

Tomé mi celular y revisé las notificaciones. Tenía un par de mensajes de mis amigas, Cata y Meli, preguntándome cómo había llegado y cómo era el hotel. Les respondí rápidamente, contándoles lo genial que era todo, y luego vi que tenía un mensaje más, de alguien inesperado.

Era de Lando Norris.

Mi corazón dio un pequeño brinco al ver su nombre en la pantalla. No hablábamos desde aquella fiesta en el yate, y aunque había visto sus interacciones en mis historias, no esperaba un mensaje directo. Abrí el mensaje, tratando de mantener la calma.

"Hey, Sofía. Vi que estás en Alemania para la Eurocopa. ¡Qué bueno! ¿Vas a estar en el partido final? Sería genial verte ahí."

Leí el mensaje dos veces, como si necesitara asegurarme de que realmente lo había enviado. Lando Norris, el piloto de Fórmula 1, estaba interesado en saber si iba a estar en la final. Me tomé un momento para pensar en cómo responder sin parecer demasiado emocionada.

"Hola, Lando. Sí, estoy acá cubriendo la final para la facultad. Va a ser una experiencia increíble. ¿Vos también vas a estar por acá?"

Envié el mensaje y dejé el celular a un lado, tratando de no pensar demasiado en ello. Sabía que podía estar ocupada con el trabajo y no contestar de inmediato, así que intenté no hacerme demasiadas ilusiones. Pero la verdad era que la idea de verlo nuevamente, y en un lugar tan diferente al anterior, me llenaba de emoción.

INFINITE | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora