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SOFÍA EEUU, LAS VEGAS(13/11/24)

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SOFÍA
EEUU, LAS VEGAS
(13/11/24)

Nos encontrábamos en Las Vegas, y Lando estaba completamente enfocado en la próxima carrera. Hoy era un día muy especial: ¡cumplía 25 años! Además, era nuestro primer cumpleaños juntos, y había preparado varias sorpresas para él. Sin que lo supiera, su familia también iba a venir más tarde; me había encargado de coordinar todo en secreto para que fuera una sorpresa inolvidable.

La noche anterior, apenas unas horas antes de que dieran las doce, estábamos en el hotel donde me hospedaba, relajados y viendo su película favorita, Buscando a Nemo. A Lando le encantaba esa peli, y cada vez que la mirábamos me daba ternura verlo reír como un nene con cada escena. Yo estaba distraída, pero al mirar el reloj, me di cuenta de que ya eran las doce. Silenciosamente, fui a buscar una mini torta que había preparado con una velita. Cuando volví al sillón y Lando me vio aparecer con la torta, sus ojos se iluminaron de inmediato.

—Feliz cumpleaños, amor —le dije con una sonrisa tierna, acercándome para darle la sorpresa.

Lando me miró emocionado y sopló la velita, riendo entre besos y abrazos. Se veía tan feliz, con esa sonrisa que siempre me derretía, y en ese momento lo único que quería era que tuviera el mejor cumpleaños de su vida.

—¿Qué pediste de deseo? —le pregunté, aún con una sonrisa.

—No puedo decirlo o no se cumple —me contestó riéndose y dándome un beso rápido—, pero ya tengo casi todo lo que quiero acá.

Después de ese momento, lo besé con más intensidad, y estuvimos abrazados un rato, sintiéndonos completamente en paz y felices de estar juntos en este día especial.

Había estado pensando mucho en qué regalarle, y no fue tarea fácil. Lando es de esos tipos que tienen todo; no es sencillo sorprenderlo. Pero recordé algo que había mencionado una vez, cuando llevé mi mate y termo a su casa. Me dijo que le gustaba el mate, que algún día quería tener uno propio. Así que decidí que ese sería mi regalo.

Fui a buscar el regalo que tenía escondido, un termo con stickers personalizados. Alrededor del termo, pegué varios stickers: había uno de la primera vez que ganó una carrera, otro con el diseño de su casco, el auto de McLaren, su logo, la bandera de su país y también la de Argentina, que no podía faltar. Al entregárselo, vi cómo sus ojitos se achinaban de la felicidad; parecía un nene abriendo su primer regalo de Navidad.

—Hay algo más —le dije, notando su emoción, y le di otra cajita.

Lando la abrió y se encontró con una selección de golosinas que había encargado de Argentina. Sabía que siempre tenía antojos de algo dulce, y quería que probara algunas de las delicias de mi país.

—Como me dijiste que estabas antojado de algo dulce, pensé en traerte algunas golosinas de Argentina —le dije, sintiendo cómo mis mejillas se sonrojaban un poco.

INFINITE | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora