Sofía, una chica de Buenos Aires, Argentina, viaja a Italia para continuar sus estudios de periodismo deportivo, impulsada por su pasión por el fútbol y el automovilismo. Con la emoción de estar en un nuevo país, decide asistir a una carrera de Fórm...
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SOFÍA ITALIA
Las semanas con Lando habían sido de ensueño, algo que no esperaba que pudiera pasarme a mí. Cada día era más divertido y relajado, como si estuviéramos en una burbuja que nos mantenía alejados de todo lo demás. Lando se estaba "argentinizando" cada vez más; hasta se había aprendido algunas frases en español y no podía dejar de repetirlas con ese acento suyo que me hacía reír. Sin embargo, esa tranquilidad no iba a durar mucho. Como siempre pasa, el drama estaba esperando a que bajáramos la guardia.
Una mañana, mientras Lando todavía dormía profundamente a mi lado, decidí revisar el celular como siempre. Era algo que hacía casi de manera automática: ver mensajes, revisar las redes y leer un poco las noticias. Pero lo que vi me dejó helada.
"¡Lando Norris tiene nueva novia!" decía el titular que apareció en la pantalla de mi teléfono. Mi corazón dio un vuelco instantáneo. Al principio, pensé que era una de esas notas sensacionalistas, esas que inventan romances entre los famosos todo el tiempo. Pero lo que me descolocó fue ver una foto de nosotros dos. Era de un día en que habíamos salido a caminar por las calles de Italia. Estábamos agarrados de la mano, riendo. Alguien nos había sacado la foto sin que nos diéramos cuenta y ahora estaba en todos lados.
Empecé a sentir un nudo en el estómago. Sabía que esto podía pasar, Lando era una figura pública, pero hasta ahora habíamos podido mantener todo entre nosotros. No habíamos hablado de "hacerlo oficial" ni nada de eso. ¿Cómo podíamos, si él era un piloto famoso y yo apenas una chica que estaba comenzando en el mundo del periodismo deportivo? Nuestra relación era algo íntimo, real, pero verlo ahí, expuesto en los titulares, me hizo sentir vulnerable.
No sabía cómo reaccionar. Miraba la pantalla sin entender bien qué hacer. Las redes sociales explotaban con comentarios. Algunos eran felices por nosotros, otros llenos de odio. "¿Quién se cree esta mina?", "Seguro lo está usando por fama". Los comentarios me golpeaban fuerte, cada palabra parecía más cruel que la anterior.
Me levanté despacio de la cama, tratando de no despertar a Lando. Necesitaba un momento para procesar todo. Me fui al living y me senté en el sillón, mirando el teléfono con una mezcla de rabia y miedo. No estaba preparada para esto. Pensé en apagar el celular, pero sabía que no iba a cambiar nada. La noticia ya estaba en el aire.
Unos minutos después, escuché a Lando caminar hacia el living. Todavía medio dormido, se frotaba los ojos y se acercó a mí.
—¿Qué hacés levantada tan temprano? —me preguntó con una sonrisa cansada.
—Lando, tenemos un problema —le dije, mi voz sonando más tensa de lo que pretendía. Le mostré el teléfono y sus ojos se clavaron en la pantalla. Lo vi leer en silencio, sus cejas fruncidas mientras procesaba lo que estaba viendo.
—Mierda... —fue todo lo que dijo al principio.
Se sentó a mi lado y soltó un suspiro pesado, como si estuviera pensando en cómo manejar la situación.
