30

610 44 2
                                    

SOFÍA MONAZA, ITALIA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

SOFÍA
MONAZA, ITALIA

Hace una semana que Lando se fue a Estados Unidos para seguir con las prácticas de cara a las próximas carreras. Yo me estaba acostumbrando a su ausencia, pero, no voy a mentir, lo extrañaba. Es raro cómo te habituás a tener a alguien cerca, y cuando se va, por más que sabés que es temporal, se siente vacío. Pero bueno, parte del trato de salir con alguien que vive viajando. No era la primera vez que lo hacíamos, y probablemente no sería la última.

Mientras tanto, yo tenía que seguir con lo mío. Hoy me iba a juntar con Gonzalo, un compañero de la facultad, para avanzar con un trabajo grupal sobre las políticas en el fútbol. No era un tema aburrido, al contrario, estaba bueno y, encima, Gonzalo siempre hacía más llevaderos estos trabajos. Nos llevábamos bien y, como los dos somos futboleros, sabíamos que nos iba a resultar fácil terminarlo.

A eso de las cuatro, Gonza llegó a casa. Yo ya tenía el mate listo, como es costumbre.

—¡Ah, sos un relojito! —me dijo con una sonrisa mientras dejaba su mochila en una silla—. Ya sabía que ibas a tener el mate preparado.

—Obvio, no podía fallar —le respondí mientras le alcanzaba uno—. Pero ojo, no nos cebemos mucho con el chusmerío, que tenemos que terminar el trabajo, ¿eh?

Gonzalo rió mientras tomaba el mate y abría su compu. Empezamos a trabajar, pero como siempre pasa, el chisme fue ganando terreno.

—Che, ¿vos qué onda con Lando? —me preguntó de la nada, con su tono medio curioso—. Lo vi en una nota hace poco, siempre te mencionan.

—Sí, qué sé yo —le respondí con un suspiro—. Está todo bien, pero ahora se fue a Estados Unidos por las prácticas y, bueno, estamos a distancia de nuevo. Aunque hablamos todos los días, lo extraño. Igual, lo que más me agota es la prensa, inventan cada cosa que no te puedo explicar.

Gonza se rió, sabiendo bien lo que los medios podían llegar a decir.

—¿Qué inventaron ahora?

—La otra vez leí que estaba saliendo con una modelo portuguesa, ¿podés creer? —le dije, riéndome—. ¡Es todo mentira! Pero bueno, Lando siempre me dice que no le dé bola, que lo que importa es lo que pasa entre nosotros.

—Y tiene razón —dijo Gonza, pasándome el mate—. Los medios siempre hablan. Mientras estén bien ustedes, que el resto diga lo que quiera.

Seguimos charlando mientras avanzábamos de a poco con el trabajo. La verdad es que trabajar con Gonzalo era un placer, pero también se nos iba el tiempo en pavadas. Entre comentarios sobre el fútbol, chismes de la facu y alguna que otra risa, la tarde pasó volando. De repente, me di cuenta de que el agua del mate estaba fría.

—Voy a calentar agua —dijo Gonza, levantándose con el termo en la mano y yendo hacia la cocina.

Aproveché ese momento para revisar mi celular, y justo en ese instante me llegó una videollamada de Lando. Sonreí al ver su nombre en la pantalla, así que atendí rápido.

INFINITE | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora