Alexa & La Ciudad de los Sueños

Capítulo 18

Vecindario

Todo el día la pasé acostada, intenté no pensar en lo que pasó en la ciudad de los sueños pero no pude lograrlo, recordaba cada detalle de lo que había pasado; Yak y Raquel me olvidaron, Alex me mintió.
Creí que la mejor forma de no recordar lo que había pasado era poner mi mente en algo, así que quise escribir un cuento corto inspirado en mis momentos más fascinantes en la Ciudad de los Sueños pero luego recordé que causa que escribí mi historia en mi diario Yak y Raquel lo leyeron e indirectamente fue como decirles y eso hizo que me olvidaran. Así que mejor no hacerlo.

Pronto se hizo de noche y yo hice todo lo posible para quedarme despierta, bostezaba pero no quería quedar dormida eso significaría solo una cosa que despertaría en la ciudad de los sueños.
Pasó la media noche y no pude aguantar más y sin darme cuenta ya había quedado dormida. Abrí los ojos y vi paredes de color crema, la cama en donde estaba acostada era de color rosa al igual que todo los muebles: mesita de luz, estantería, clóset y las cortinas de una ventana de madera.

-¿Qué es este lugar? -Dije al levantarme. Era evidente que estaba en la ciudad de los sueños pero de quién era esta habitación de paredes color crema y tanto rosa.

Escuché un silbido que me sobresaltó provenía en dirección a la ventana de madera caminé hasta ahí, abrí las cortinas rosadas al llegar y noté que en frente de la ventana estaba una casa con paredes de color amarillo, ventanas de madera y un amplio balcón, tan amplio que parecía estar casi pegado por la ventana en donde yo estaba ubicada.
Incliné mi cabeza desde la ventana en donde me encontraba, pude notar que podría estar en el segundo piso de una casa de estilo de epoca y que solo una delgada calle dividía de la casa con amplio balcón.
Había algunas personas transitando la calle, algunos lo hacían a pie y otros a bicicleta, los observé atentamente me pareció un vecindario tranquilo y agradable hasta que...

-¡Holaa!. ¿Eres nueva en el vecindario?-Me habló un señor desde el balcón de la otra casa. En su rostro estaba dibujado una gran sonriza, su cabellera era larga, no tenía ninguna camiseta puesta, se le veía sus pezones y el pelo de su pansa.

-Creo que si-Contesté medio asustada, luego inmediatamente cerré las cortinas de la ventana.

Caminé hasta la puerta de la habitación, al salir noté que justo en mi derecha había otra habitación las puertas estaban cerradas, pasó cero segundo y escuché el ruido de la puerta de aquella habitación abrirse lo primero que vi fue una mano de tes blanca que empujaba la puerta eran visible las venas de sus brazos varoniles, me asusté al pensar que era un hombre y que me trajo en esta casa quién sabe para qué intención, retrocedí asustada pero mis ojos encontraron justo a tiempo el rostro de Quilian. Me tranquilicé al ver su cara seria y me guardé el grito de auxilio.

- Veo que despertaste-Dijo al mirarme, su cabello estaba mojado y lo secaba con una toalla.

-¿Tu me trajiste?-Dije sorprendida.
Asintió al sacar la toalla de su cabeza.

-Dormiste bien-Preguntó al mirarme fijamente.

Asentí rápidamente, luego...
-Por qué me trajiste- Dije algo desconfiada.

-No podía dejarte en medio de la calle-Contestó.

"Entonces me recogió de la calle"

-Gracias.

-¿ Te encuentras bien?-Me miró preocupado.

-Sí-Respondí-El único detalle que pasó es que mis padres me olvidaron-Dije con ironía.

-Lo siento por ti-Dijo- Pero me refería a la palma de tu mano tienes un rasguño-Agregó al mirar en dirección a mi mano derecha. Miré la palma de mi mano y recordé que me había lastimado al caer tras tropezar por el cordón de mi zapato.