Capítulo 54

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El ocaso sin el Sol
 


Ciudad de los Sueños
Después de buscar mi Diario quedé dormida, cuando desperté estaba en la Ciudad de los Sueños. Al abrir mis ojos veo el campo de rosas, la mayoría de las rosas blancas están marchitas, así que mis ojos  no se encuentran con una agradable vista.

No e vuelto a ir en la casa de Quilian, e estado haciendo todo lo posible para no lastimarme más de lo que ya estoy y es que su casa, sus cosas, los recuerdos que tengo en ellas con él hace que me sienta  perdida y es que Quilian ya no está entonces que hago yo ahí, de hecho no entiendo que hago yo viniendo en la Ciudad de los Sueños  si sin él nada de esto tiene sentido.

Cuando llega el ocaso voy a la montaña y me siento ahí a ver el sol ocultarse como lo hacia con Quilian . Los únicos momentos que me permito pensar en Quilian es cuando escribo mi diario o veo el ocaso y es que cuando estas dos situaciones pasan  siento que Quilian esta conmigo entonces el dolor disminuye y es soportable.

—Alexa—Escucho decir.
Dirijo la mirada hacia aquella voz femenina. Me encuentro con la delicada figura de la Reina cuidadora.
 Me levanto del suelo en donde estaba sentada

—Su majestad—Pronuncio, sorprendida al verla.

—Ya te había dicho anteriormente de que puedes llamarme Elvira

—Eso fue  la última vez que nos vimos hace como dos meses atrás. Lo había olvidado hasta ahora que me lo recordaste.

—Debí haber venido a verte más seguido para así hacernos más cercanas—Dijo.

—Pero yo no quería hacerme cercana a ti así que era mejor que no vinieras junto a mi.

Su rostro amigable y sonriente lo cambió a uno triste.

—Alexa, te vuelvo a decir  que yo no tengo el poder de  salvar vidas—Aseguró, sus ojos parecían preocupadas como si creyera que yo no la creería. Pero sonaba sinceros así que los creo siempre las creí.

—Después de Quilian falleció te rogué que le devolvieras la vida, dijiste que no podías. Sabía que decías la verdad aún así intentaba creer que lo que decías era mentira para así no perder la esperanza en creer que lo volvería a ver.

—¿Entonces no me odias?

—No.

Su rostro se iluminó de una sonrisa.

—Me alegra oír eso.

No dije a nada a eso. Dirigí la vista hacia el ocaso. El cielo tenía un color único, es como si alguien hubiese hecho el gran trabajo de pintarlas.

—¿Estas teniendo una buena estancia en la ciudad de sueños? —Dijo, se acercó justo al lado de mí y miró hacia el ocaso.

—No. Después de que Quilian se fue ya nada tuvo sentido.

—Tanto Quilian y tú salvaron la ciudad. Por lo que creí que sería una buena forma de agradecerte brindándote más tiempo en la Ciudad de los Sueños.

— Tus intenciones son buenas has hecho que pueda venir hasta los 18 años a pesar de que no cumpla con los requisitos. Te lo agradezco pero yo no…

—No puedes seguir aquí—Terminó por mi—. Es por qué Quilian ya no está?

Asentí.

—Acortaré tu estadía si así lo deseas.

—¿Harías eso?

—Sí, pero después de un mes.

—¿Por qué tanto tiempo?

—Porque quiero que lo pienses bien. Si después de un mes te sigue pareciendo esta Ciudad un lugar sin sentido porque Quilian no está te dejaré ir. Pero si encuentras un razón y quieres quedarte no lo impediré. Serás bienvenida a quedarte hasta tus 18 años.

—Tarde o temprano ya no volveré a esta Ciudad, por qué alargar tanto la espera

— Has salvado la Ciudad. Solo quiero que recibas un poco de mi agradecimiento

Quilian fue el que salvó la ciudad, así que por él aceptaré este trato.

—Bien—Respondí.

Alexa & La Ciudad de los Sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora