Capítulo 9

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Renunciar

—Y desde cuanto conoces a mi hija— Preguntó Raquel al observar con curiosidad a Quilian, él estaba sentado en frente de mí solo la meza nos dividía.

—Desde hace poco tiempo—Respondió Quilian tras pensarlo.

—Y tienes novia—Le devolvió otra pregunta.

—Mamá eso es privado—Dije, seguidamente tosí al casi atragantarme con el pastel de chocolate que tragué apresuradamente para detener a Raquel con sus preguntas.
Quilian me pasó rápidamente  un vaso con agua.

—Gracias—Dije tras beberlo.

—Este muchacho es mejor que él otro de piel pálida—Susurró en mi oído, era obvio que a “piel pálida” se refería a Alex, seguidamente Raquel recibió una llamada lo contestó rápidamente, casi no dijo nada al contestar solo habló antes de colgar diciendo: “Enseguida voy”.

—Tengo que volver a la tienda—Me dijo tras colgar.

—Pero ni siquiera has probado el pastel—Dije.

“ Y todo porque te pasaste preguntando”

—No pasa nada—Dijo con una suave sonrisa luego se levantó seguidamente hice lo mismo.

—No estás pensando en acompañarme—Me preguntó.

—Claro que sí—Respondí.

—Pero para qué, mejor quédate aquí estarás en buenas manos—Dijo me guiñó el ojo señalándome a Quilian, luego dejo encima de la meza pequeños cristales azules y seguidamente se marchó yo quedé mirando aquellos cristales tan brillantes.

—Asombroso, ¿verdad?—Dijo Quilian— Que sus medios de pagos sean estos pequeños diamantes—Agregó.  

Coincidía en que era asombroso pero a la vez estaba buscando en mi mente el tipo de pago que se usa en el mundo real no podía recordarlo luego fui consciente de que esas informaciones  ya se habían borrado de mi mente. 

—Tengo miedo de olvidar todo—Dije.

—Todavía recuerdas a tu familia de tu mundo real—Preguntó.

—Soy huérfana. ¿Por qué crees que aquí tengo una mamá?—Dije.
—Te dio una familia ya que no tienes una en el mundo real—Comentó tras pensarlo.

—Me queda poco  tiempo antes de  olvidarlo todo así que quiero aprovechar este momento  para  pasarlo con la familia que me dio esta ciudad —Dije, y caminé hasta la puerta. Al salir de la tienda “Café helado"  vi la espalda de Raquel mientras caminaba en dirección a su tienda.

—Mamá— grité para que me escuchara desde la distancia y me esperara. Ella giró tras escucharme y sus ojos se encontraron con los míos

—¿Qué estas haciendo aquí?—Dijo enseguida cuando llegué a ella.

—Quería estar más tiempo contigo—Respondí—No te enojes si no hago lo que pediste— Agregué.

Se ríe
—¿De qué hablas?. Cómo  yo voy a enojarme con mi bebé —Dijo, seguidamente  me abrazó era cálida y acogedor, me sentí segura y amada. Después de soltarme fuimos juntas hasta la tienda agarrados de las manos.

E llegado a pensar que todo me estaba yendo  mal en esta ciudad que en vez de ser mi lugar seguro se estaba convirtiendo en un lugar de pesadillas pero justo ahora en este preciso momento  todo ese pensamiento desaparece y es que no importa si todo va mal siempre y cuando tenga a mamá y papá conmigo estaré bien porque ellos son mi lugar seguro.
 
En la noche después de cenar quedé en mi habitación mirando a través de la ventana el cielo estrellado, empecé a tener la sensación de que había olvidado a alguien o algo importante ¿De quién me olvidé?.
Tenía un libro de cuentos que Yak escribió se llamaba "Curiosidad" no lo había leído pero pensaba en hacerlo algún día, pero como va ahora las cosas que pronto olvidaré todo ya no me dio tantas ganas de leerlo  porque de igual forma lo olvidaría.
Al lado del libro había un cuaderno con hojas blancas me puse a escribir todo lo que todavía recordaba de esta forma espero que los recuerdos queden por lo menos plasmados en estas hojas porque de mi mente desaparecerán.

Escuché un ruido  que provenía hacia el jardín miré por la ventana en aquella dirección y mis ojos se  encontraron con Alex, inmediatamente después salí de mi habitación y fui en donde él se encontraba. Al llegar junto a él quise abrazarlo pero me di cuenta que no podía sentirlo ni agarrarlo pasé mi mano sobre sobre su cintura y podía atravesarlo, retrocedí al asustarme.

—Lo siento, desaparezco—Dijo con ojos caídos.

—¿Desapareces? ¿Cómo es que pasó?—Dije.

—A medida que vas perdiendo tus recuerdos, yo voy desapareciendo.

—Es mi culpa—Me asusté al pensar que todo esto estaba sucediendo por mi.

—No es así—Dijo. No pude evitar que las lágrimas invadieran mis ojos me sentí tan impotente.

—Desaparecer es igual que morir—Dije, las lágrimas se deslizaron por mi rostro pero no quería permitirme estas lagrimas así que me sequé rápidamente.

—Deberíamos hacer algo—Dije—Tenemos que evitar esto—Agregué con determinación.

—Lo que puedes hacer es renunciar a tu vida en la ciudad de los sueños  para despertar en tu mundo real... renunciarías a tus padres? —Dijo.

—¿Que?.

—Si renuncias a tu vida aquí, despertarás en tu mundo—Volvió a decir.

"Acabo de tener unos padres, ahora  tengo que dejarlos ir?”

—Es mejor que despiertes a quedar atrapada aquí y sin recuerdos de nada, ni siquiera sabrás quién eres—Dijo al mirarme ansioso.

—No quiero dejar ir a mis padres—Dije dolida con la idea de perderlos.

—Es tu única opción—Dijo—.Ven conmigo.

Caminó hacia la calle. Le seguí.
Nos paramos a lado de la vereda, no había automóviles pasar excepto un sonido de alguna camioneta que venía desde lejos.

—Renunciar a tu vida significa que tienes que morir aquí—Dijo.

Miré hacia la dirección que se escuchaba el automóvil, no quería dejar ir esta vida pero si no lo hacia Alex desaparecería  y yo viviré a la deriva, esto era la mejor decisión, me impulsó la idea de que esto era lo correcto porque lo haría por alguien más no solo por mi. Así que reuní la valentía necesaria, el recuerdo de la sonrisa de Raquel se apoderó de mi mente eso hizo que tuviera miedo y es que ya no podré ver esa sonrisa.

La camioneta finalmente apareció en mi vista y caminé hacia su camino mis manos me temblaron tenía tanto miedo ni en mis peores momentos había  pensado  en la idea de suicidarme, de repente alguien me agarró de la mano al estirarme fuera del  carril, la mano era suave y cálida. Alcé la vista hacia la persona de esa mano y me encontré con el rostro de Quilian, él tenía una expresión preocupada con una mezcla de enojo .
"Finalmente puedo ver en su rostro otra cosa más que seriedad"

Lo miré fijamente mientras me ardía los ojos.

—Retiro lo que dije antes realmente estas loca—Dijo.

Sonreí con lagrimas en mis ojos. Empecé a sentirme mareada, todo me daba vueltas fue cuestión de segundos que empecé a desequilibrarme y  caí. Inconscientemente cerré los ojos, escuché unos sonidos de una puerta o ventana abrirse y cerrarse acompañados de unos pasos como las de la señorita Ross.
Intenté con todas mis fuerzas abrir mis ojos para ver quién era me sentí tan cansada que cada intento fracasó  hasta que finalmente escuché  una voz masculina familiar estaba segura de que era la de Quilian.

"Ese vagabundo está detrás de mi todo el tiempo"

Abrí los ojos vi unas paredes blancas, estaba en una habitación acostada con sábanas azules encima de mi. Por mi brazo izquierdo justo en mi vena noté que estaba   insertada una aguja a través  de ella vi que un líquido blanco me ingresaba.
Una chica pasó delante de la puerta con uniforme de enfermera, ésta luego retrocedió y me miró desde en medio de la puerta, se sorprendió al observarme, enseguida entró  y me preguntó.

—¿Te acabas de despertar?.

Esas palabras me hicieron entrar en razón.
—Me acabo de despertar... aquí es mi mundo real o no… Dime mis padres me esperan afuera—Pregunté.

—Señorita usted es huérfana...creo que está teniendo síntomas de alucinación—Dijo—Espéreme buscaré a la Doctora—Agregó y caminó  rápidamente hacia la puerta al salir.

Me reí acompañado de una tos.
— Ahora estoy completamente segura de que este es mi mundo real.

Alexa & La Ciudad de los Sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora