Capítulo 4

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El de los ojos azules

Escuché pequeños golpes en el tejado, olí el aroma de la lluvia acompañado por el viento fresco que entraba por la ventana me dio ganas de dormirme un poco más, pero recordé que tenía un libro encima del escritorio, escritorio que estaba en frente de la ventana.
Me levanté de un salto, y vi el libro de Alicia en el país de las maravillas completamente mojada.

-¡No puede ser! -Inmediatamente fui y cerré la ventana, pero ya era tarde. El único libro que me pertenecía y que lo tengo desde mi niñez, lo había conseguído como premió al ganar un juego con las demás niñas que la señorita Ross organizó desde ese entonces siempre había cuidado cada hoja ahora por mi descuido esta completamente mojado.
Tuve la idea de secarlo así que salí de mi pieza y fui hacia la sala, mi plan es prender fuego en la chimenea y colocar el libro serca para que así se sequen un poco las hojas.
Ingresé a la sala silenciosamente no había nadie, miré el reloj cologado en la pared e indicaba seis en punto, tenía menos de treinta minutos antes de que la señorita Susy haga su rutina diaria de tomar el té todas las mañanas en la sala y cuando eso pasa no nos permite a las niñas ingresar en la sala a interrumpir según ella su momento de meditación.

Busqué rápidamente la leña lo encontré en un balde de aluminio al costado de la chimenea, el encendedor estaba encima de una mesita junto con unos periódicos. En el primer intento no conseguí encender el fuego más bien me produjo mucha tos el humo que provoqué, después de varios intentos finalmente logré encender.
Coloqué el libro encima de una alfombra que estaba en frente de la chimenea, segundos después escuché un ruido que provenía en dirección a la ventana cuando miré para ver qué era noté que el cristal de la ventana estaba abierta algo extraño porque me pareció que estaba cerrada

-¿Y si el gato callejero lo abrió?. Seguro que volvió a entrar-Dije y caminé hacia la ventana con intensión de cerrarla ya que por la ventana entraba mucho viento por lo que temí que apagara el fuego que tanto esfuerzo me llevó encender.

-¿Estas segura que fue el gato?-Dijo una voz masculina detrás de mi. Al escuchar la voz lo primero que hice fue gritar pero fui interrumpida cuando me tapó la boca con su mano e hizo que girara en dirección a él ahí fue que lo vi: Maximiliano.

-Soy yo cálmate-Dijo al mirarme fijamente con sus ojos azules. Con mis manos intenté sacar su mano sobre mi boca.

Finalmente él lo sacó.

-Qué haces aquí Maximiliano-Dije mirándole mal.

-Te extrañé-Dijo, e intentó agarrarme de la cintura, pero lo esquivé a tiempo.

-¿Qué haces aquí?-Repetí.

-Ya te dije Alexa. Te extrañé-Respondío al acercarse, invadía mi espacio.

- Por tu estúpida carta me metí en problemas la última vez-Dije.

-Hieres mis sentimientos al decir "Estupida carta"- Dijo al mirarme seriamente.

Maximiliano hacía que me sintiera con cierto temor cuando estaba serca de él, Maximiliano es la persona a quien no puedo descifrar, nunca se qué es lo realmente quiere.

-No me temas-Dijo y sonrió.

-No te tengo miedo-Mentí.

Se sentó en el sofá y alzó sus pies encima de una mesita, tenía puesta una camisa a rayas azul estaba mojada por la lluvia al igual que su cabello castaño claro, su peinado que normalmente lo tiene hacia atrás estaba echa un desastre.

- Nos conocemos hace algunos meses desde que fuiste con tus amigas al orfanato de los chicos y a pesar de nuestras múltiples charlas aún así me sigues mirando con temor-Dijo en tono de burla.

Alexa & La Ciudad de los Sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora