Capítulo 46

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Mi madre?
 


Mundo Real
Al despertar sentí un vacío  al no encontrarme con Quilian pero lo que me encontré fue que estaba en mi habitación, es decir, alguien me trajo del auto en donde quedé dormida hasta mi pieza. Tenía encima una manta que me cubría como aún bebé recién nacido.

—Alguien me ayudó a acostarme— Dije, confusa.

—¿Qué pasa?—Escuché en tono leve la voz de Grisel. Levanté mi cabeza de la almohada y  encuentro a Grisel a lado de mis pies, acostada

—¿Que haces aquí?—Pronuncié en tono fuerte. Ella levantó su rostro y me miró con ojos entrecerrados. Su maquillaje estaba hecho un desastre al igual que su peinado.

—La tormenta pasó por tu cabello y de paso la lluvia empapó tu cara? —La miré confusa.

No respondió, parecía no ser consciente de nada.

—Ahora puedes por favor irte de mi habitación—Pedí.

—Espera…¿Dijiste maquillaje?
Se levantó de la cama apresurada y caminó hacia la cómoda, se detuvo en frente del espejo del mueble.

 —No puede ser —Se quejó—. Me olvidé de quitarme el maquillaje.

—Tampoco es el fin del mundo—Dije.

—Claro que lo es. Pero tú que vas a saber de estas cosas— Buscó entre los cajones alguna cosa, luego la vi agarrar una toallita de
algodón de ella se limpio el rostro.

—Si me lo explicaras quizás lo entienda—Dije.

—Qué hora es—Preguntó.
Miré el reloj que estaba encima de mi mesita.

—5:15(AM)—Respondí.

—Todavía falta para el trabajo—Dejó a un lado la toallita y avanzó  hacia la cama.

—Espera ¿por qué vuelves junto a mi cama?.

—Dormiré aquí.

—No quiero dormir contigo.

—¿Por qué?— Me miró curiosa.

—Yo debería preguntarte eso Grisel. Esta es mi cama.

—Y yo soy tu madre, qué tiene de malo que compartamos cama.

“¿Tu madre?. Desde cuando cree que soy su hija. Conclusión: Le falta  un tornillo”

—Al parecer Brian a estado teniendo escondido otra vez al perro de la última vez en el sótano y ahora que Brian no está, el perro seguro tuvo hambre y salió, se metió en mi habitación, no puedo volver— Confesó con miedo en su rostro.

—Entonces era por eso—Dije. Intento ocultar el miedo que empezaba a apoderarse dentro de mí causa del perro—. Bien, puedes dormirte aquí.

Es mejor que esté acompañada de Grisel a quedarme sola con el perro suelto.

—Bien. De hecho ni siquiera sé si vaya a dormir sabiendo que el perro está por la casa—Comenta al acomodarse en la cama. Después de cinco minutos ya se encontraba roncando. Yo ya no pude dormir, quedé despierta hasta el amanecer. Me sentí preocupada, inclusive me pareció oír los pasos del perro aproximarse a la puerta.

Acaso es igual que el lobo y no va a parar hasta verme muerta.

Me levanto de la cama. Siento un leve  ardor en mi tobillo pero no me detiene el dolor y avanzo  hacia la puerta para checar si el perro en realidad está  detrás o es  solo mi imaginación. Abro la puerta a medias, no encuentro nada a la vista así que  abro completamente la puerta y lo encuentro ahí acostado. Su pelaje peludo y amarillo, sus ojos oscuros salvajes me mira expectante. La lengua lo tenía colgando pero cuando se percata de mi presencia suelta un ladrido. Di un grito de susto y retrocedo inconscientemente, por un momento quedo en estado de shock. Vuelvo a estar consciente cuando Grisel se despierta con un salto al gritar:

—¡NO FUI YO!—Su mirada parecía perdida, hasta que sus ojos verdes se encuentran con los míos y da un suspiro de alivio—. Acabo de tener una pesadilla.

—El pe- perro está aquí—Dije al señalar al animal. Ella mira hacia la dirección que señalé. El perro había entrado en la pieza, olfateaba cada parte de la habitación.

—Haz que salga a fuera—Ordenó. Mis manos me temblaron.

Negué con la cabeza en señal de que no lo haría.

—¿No sabes que tengo alergia a los pelos de perro?—Dijo con  tono enojada.

 El perro peludo  avanza  hacia mí olfateando cada paso que da. El miedo me eriza la piel, y el aire escasea a mi alrededor y por ende no puedo respirar con regularidad. Intento con todas mis fuerzas inhalar aire pero  cada intento fracasa.

No puedo respirar.

Veo a Grisel levantarse de la cama, con una de sus manos agarra una sábana y lo extiende por el perro tapándolo totalmente. Enseguida se acerca y me agarra del brazo estirándome de ella me saca de la habitación. Cierra la puerta al pasar.

—Inhala y exhala suavemente— Dice, me observa atentamente mientras me agarra de ambas manos.
Inhalé y exhalé, inhalé y exhalé, de apoco volví a respirar.
 
—Ya está, ya pasó—Dijo, y con su mano me dio pequeñas palmaditas en la espalda.
Sentí un extraño alivio, protección y cariño por la acción de Grisel.

*** ***
Una hora después Melisa vino a sacar el perro de la habitación y luego lo llevó con ella. Melisa sería la madre temporal del perro mientras Brian volviera a casa y decidiera que hacer.
Yo fui a clases a pesar de que Grisel me dijo que si quisiera podía quedar en casa para recuperarme del shock, ella diría a los profesores que estoy enferma y que por ende no podía ir, pero yo ya estaba mejor, y faltar a clases es algo que no quiero hacer para ser más específica no quiero faltar porque después de clases iré al hospital para ver a Quilian, sé que él pidió que no lo visitara en el hospital aún así no puedo evitar hacerlo va en contra de mi naturaleza de amarlo y querer estar con él en sus lados tristes y felices.

Alexa & La Ciudad de los Sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora