Capítulo 28

51 6 1
                                    


El gato

Mundo real
Nueve  días después Elizabeth fue adoptada, e escuchado rumores de las demás niñas que el colegio de Bellas Artes había quedado en cantada con ella, dijeron que los profesores le apodaron picazo de versión mujer. La profesora March dijo que incluso ella quisiera tener una Elizabet como hija prodigio.
Me parece extraño y no es que este siendo  envidiosa más bien pienso que  todos la quieren por lo que ahora tiene y no por lo que siempre fue y sigue siendo una chica buena digna de todas las cosas maravillosas. Por eso espero que sus padres adoptivos sean unas buenas personas y la quieran por lo que es y no por lo que tiene.
Solo me quedaba desear su felicidad desde el fondo de mi corazón ya que ni siquiera pude despedirme y es que además de que la señorita Ross está considerando expulsarme  también me está castigando. La señorita Ross  ordenó que lavara  toda la ropa de las niñas. Toda esta situación no me parece tan dura gracias a que voy a la ciudad de los sueños de otra forma me hubiese cansado mentalmente de estar en cuatro paredes en la lavandería.

Hoy se fue la luz porque justo en frente de la mansión del orfanato los trabajadores de la ANDE (Administración Nacional de Electricidad)están cambiando los trifásicos por lo que no estoy usando las lavarropas tampoco puedo esperar a que vuelva la luz  para lavar la ropa porque la señorita Ross exigió que las ropas ya tienen que estar limpias y secas  antes que el sol se oculte. Así que las lavo a mano, llevo casi todo el medio día haciéndolo y como hoy es sábado no tengo clases tendré que estar todo el día en esta habitación de la lavandería. Por lo menos el lugar no era oscura porque había ventanas y por ahí entraba más que suficiente la luz del sol.

Ayer los trabajadores de la ANDE habían puesto un cartel que decía que habría corte de luz por eso yo de antemano junté mucha agua en palanganas, valdés y algunos vidones para el día de hoy. Mediante eso contaba con suficiente agua.

Despues de enjuagar la ropa los puse en una palangana y lo llevé hacia un pequeño patio serca de la lavandería, ubicado atrás de la mansión.
Cuelgo la ropa por una cuerda fina, mientras lo hacía escuché un ruido que provenía de la lavandería. Pensé en que quizás algo se habrá  caído o quizás sea el gato callejero que frecuenta entrar por la ventana. Dejé de colgar y fui a mirar.

—¿Gato eres tú?—Dije al entrar.

—El gato murió —Dijo una voz masculina, inmediatamente y con un susto miré en mí costado de donde provenía la voz y me encontré con Maximiliano.

—Deverías dejar de aparecer sin avisar—Dije molesta. Luego recordé lo que dijo del gato—. Y de donde sacas que el gato a muerto—Pregunté más calmada.

—El dueño ayer lo estaba buscando y en la mañana de hoy lo encontró en la alcantarilla, lo oí cuando se estaba lamentando por la perdida de su animal—Dijo al acercarse junto a mi.

—Entonces no era un gato callejero. Tenía un dueño y ahora ha muerto— Asimilé.

Recuerdo la primera vez que lo vi, fue hace unos años atrás cuando pasaba por la calle yo tenía la costumbre de despertarme temprano e ir al jardín para regar unos tulipanes que había, en ese entonces el gato caminaba con su gran panza por la orilla de la calle, yo le llamaba para que viniera junto a mi me parecía tan lindo su pelaje anaranjado, pero a éste parecía no agradarle porque ninguna vez me miró, siempre me ignoró. Luego cayó la helada y los tulipanes se marchitaron  y ya no tuve motivos para despertarme temprano, no  volví a ver al gato hasta que un día entró por la ventana de la lavandería y así  de vez en cuando lo hacía. Seguía siendo distante pero era agradable tener compañía.

—Vengo a despedirme—Habló Maximiliano sacándome de mis pensamientos.

Lo miré sin entender.

—Hace algunas semanas me enteré de que tengo un abuelo biológico, él vino en el orfanato—Dijo, sus ojos se enrojecieron—. Y dijo que me a estado buscando.

Quedé sorprendida y me conmocionó.

—Siempre creí que mis padres no me querían y fue por eso que me abandonaron  pero ese señor dijo que ellos fallecieron en un incendio. Confesó que fue él quien me trajo al orfanato porque no tenía como criarme—Dijo, mordió su labio inferior, su mirada lo llevó por el suelo. Podía ver que quería llorar pero se aguantaba.

—Ese señor, mi abuelo, aseguró que estaba arrepentido, y quería que le diera una nueva oportunidad. Entonces  le dije que no me importaba lo que había pasado en el pasado. Es que solo quiero irme del orfanato, ya no quiero estar solo—Dijo al mirarme con sus ojos azules cristalizados.
Todo lo que dijo me puso muy frágil que no pude aguantar y lloré.
Maximiliano agachó un poco su cabeza, quedó en mi misma altura.

—No llores—Dijo. Agarró la manga de su camisa y me secó la cara suavemente. Sus ojos azules estaban puestas en los míos, me sentí incómoda ante su mirada fija que retrocedí, él me agarró de la muñeca eso hizo que mi respiración se detuviera por unos segundos.

—Quisiera decirte algo antes de irme—Habló, sus ojos azules me apuntaban con intensidad.

—Claro, dime—Dije al fingir que no estaba nerviosa y es que su mano seguía puesta en mi muñeca eso hacía que me sintiera temerosa a lo que pudiera hacerme.

Él comenzó a mirarme decepcionado, luego me soltó al retroceder de mi.

—Me sigues temiendo—Afirmó, suspiró pesadamente—.Siempre pones un gran muro entre tu y yo con tu temor hacia mí—Me miró como si algo le doliera.

—Lo siento—Dije, y es que no podía evitar sentir cierto temor cuando estaba serca de él.

—Alexa, quizás yo sea un chico malo y no tenga nada de príncipe, pero jamás te haría daño. Jamas—Repitió.
Pude sentir lo que dijo, sentí que lo decía sinceramente.

—Te creo—Dije—.Ahora  intendemos derribar ese  muro—Propuse.

Me miró como si no entendiera.

Apreté mis puños con fuerza y decidida me acerqué junto a él. Paré justo en frente de él poniendo mis pies de punta, extendí mis brazos hacia su espalda y lo abracé. Él quedó congelado por un momento, luego dijo.

—Eres una chica no está bien que me abraces.

— Si soy tu amiga, esta bien—Aseguré.

—No, yo no te veo asi—Dijo y me apartó.

Me molestó un poco que rechazara mi propuesta de amistad.

—Me tengo que ir—Dijo, y caminó hacia la ventana.

—Cuando cumpla 18 y salga de este orfanato te iré a visitar—Dije al mirar su espalda.

—Bien—Dijo sin darse la vuelta, luego subió por la ventana, fueron cuestión de segundos que desapareció de mi vista.

Alexa & La Ciudad de los Sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora