Capítulo 29

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La puesta del Sol.

E estado pensando en esta idea que recién entró en mi cabeza y es que cuando tenga la mayoría de edad y salga del orfanato  espero convertirme en una adulta responsable que trabaje y estudie  para conseguir todo lo que me proponga aunque no sepa muy bien cual es mi sueño, la única cosa que sé es que quiero ser alguien inolvidable.

—Tu que esperas ser dentro de diez años—Pregunté a Quilian mientras estábamos acostados encima del pasto. Al lado de él estaba la canasta que contenía frutas, refrescos y hamburguesas para nuestro día de campo.

—Pensar en qué quiero ser dentro de diez años es tan agotador—Respondió.

Fruncí el ceño.

—Acaso  solo quieres vivir sin haber logrado algo—Dije.

—Con vivir ya es suficiente—Respondió. Levanté mi cabeza para observarlo y me encontré con sus pestañas cerradas, de sus pestañas mis ojos bajaron hasta sus labios que estaban tan rojas y sensuales.

“¿Sensuales?. Alexa qué es lo que te pasa ”

Me pinché en la cara inmediatamente por  mis imprudentes pensamientos.
—Dolió—Dije tras no medir mi fuerza y lastimarme.

—¿Estas bien?—Dijo Quilian al abrir sus ojos y mirarme.

—No es nada—Dije.
—Bien— Dijo aliviado.

Luego me levanté y fuí junto a la canasta adentro tenía un mantel así que lo saqué y extendí encima del césped a unos pasos en donde Quilian estaba acostado. Encima del mantel coloqué los refrescos, las hamburguesas y las frutas. Me detuve un momento al ver el cielo azul, no estábamos debajo de ningún árbol por lo que con mis ojos podía ver con tanta claridad el cielo. Por suerte no hacía calor por lo que era agradable estar al aire libre.

—Con mayonesa o sin ella—Pregunté a Quilian, mientras colocaba  salsa de tomate encima de la hamburguesa que yo me iba a comer.

—El tuyo como lo estas preparando —Preguntó mientras seguía acostado.

—Con salsa de tomate—Respondí.

—Entonces pon al mío mayonesa, total si no me gusta lo cambio por el tuyo.

"Eso si te lo permito"

Puse encima de su hamburguesa una gran cantidad de mayonesa, fui muy bruta al poner que se me salpicó por mi vestido verde floreado.

—Que torpe soy—Dije.

Quilian levantó su cabeza  y me miró con ojos entrecerrados. Con su cabeza negaba algo, luego se levantó y vino junto a mi, se sentó por sus piernas, sacó de la canasta una servilleta y con ella me limpió el borde de mi vestido. Observé con atención la remera blanca de Quilian pensé en que la salsa de tomate le quedaría bien dibujado sobre la remera.

—Ni te lo imagines—Dijo cuando vio que estaba por agarrar la salsa de tomate.

—¿Que cosa?—Dije desentendida. Me miró fijamente sin decir nada, luego desvió su mirada hacia el vestido y continuó limpiando el borde.

Quedamos toda la mañana en la plaza donde el césped era verde esmeralda, había pocos árboles y la mayoría eran cerezos. Sus flores perfumaban el ambiente, todo iba bien hasta que algunos niños de unos seis años de edad acompañados de sus padres se ubicaron cerca de nosotros, uno de los niños me tiraba intencionalmente su pelota mientras yo estaba fotografiando con una cámara los cerezos. Le dediqué varias miradas asesinas pero al niño parecía que le divertía y seguía tirándome con su pelota de vóley.

— Te juro que te mataré si me sigues tirando con la pelota—Dije tras estrenar mi lado malvada, esas palabras hicieron que su cara de chistosito se transformara en alguien apunto de llorar, fue corriendo hacia su padre al decir paPÁ, seguí mirándolo cuando se acercó junto al padre, éste  le cargó en brazos y le preguntó preocupado que le pasó, escuché decir del niño "Ella es una bruja" y encima me señaló con el dedo, el padre notó que yo había escuchado lo que su hijo dijo.

—No le hagas caso—Me dijo con una sonrisa avergonzada, seguidamente llevó al niño junto a una mujer quien parecía  ser la madre.
Al ver a la familia de tres miembros fui celosa y odié un poco al niño porque él tenía una madre y un padre.  Verlos hizo que recordara mi infancia y es que cada noche antes de dormir lo que acostumbraba hacer es imaginarme que tenía un papá y una mamá e íbamos a lugares fantasiosos como Alicia en el país de las maravillas, solía inyectarme fantasía para no morir de la realidad. Después cuando crecí  y descubrí que la mujer que me dio a luz se deshizo de mi tirándome a un basurero del hospital mi mentalidad cambió y ya no me imaginé ni quise tener unos padres seguiría pensando de esa forma si no hubiese entrado en la ciudad de los sueños.   

—Lista para ir a ver un final hermoso—Dijo Quilian al llegar junto a mi, por su cabello rizado tenía uno que otro pasto pegado.

—A qué te refieres—Dije sin entender, llevé mi mano sobre su cabello y le quité el pasto.

—La puesta del sol—Respondió él.

—Entonces la puesta del sol es un final hermoso?

—Siiii—Respondió, detuvo mi mano de su cabello, con sus dedos largos los entrelazó con los míos y me llevó con él—. Iremos hacia un lugar más alto para ver mejor el ocaso —Agregó tomando la delantera.

Sonreí al verlo feliz y todo esto  porque iremos a ver el ocaso. Algo común para mí pero para él algo maravilloso

Autora: Nos vemos en la tercera parte🌞

Alexa & La Ciudad de los Sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora