Capítulo 40

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"El sol que esté después de su oscura noche”

Busqué con la mirada el número 10 de la habitación, encontré el dígito en una de las puertas que estaba en el medio del pasillo. Me acerqué a la puerta y mientras lo abrí rogué que fuera Quilian.

—Si eres tú, mi llegada te va a sorprender—Dije al abrir la puerta.

Encontré una pieza con iluminación natural y se debía a que tenía una enorme ventana de cristal que a través de ahí ingresaba la luz del sol. Mis ojos no tardaron en encontrar a un paciente masculino o eso fue lo que me pareció desde la lejanía que me encontraba, el hombre estaba acostado en una cama inconsciente y conectado a unos tubos, lo observé desde la puerta mientras me dije a mi misma:

—¿Entonces no está aquí, me mintió?—Dirigí mis pasos más cerca  de la cama, empecé a experimentar una angustia inexplicable, mis ojos estaban puestas por el paciente que extrañamente me llamó la atención, las facciones  del rostro del hombre de alguna forma se me hizo parecido  a Quilian.

¿ Mi mente estaba jugando conmigo otra vez?. Si es así déjame decirte que no es nada divertido.

Cuando más mis pasos me acercaban al paciente mis ojos encontraban más parecido a Quilian. Y en cada paso la angustia aumentaba. Hasta que ya no hubo más pasos si no solamente yo y el paciente la angustia terminó porque fue invadido por el dolor.

Mi respiración se detuvo y  de mis ojos empezaron a apoderarse lágrimas al ver el rostro de Quilian.
Presioné mis manos sobre mi boca, y mis piernas empezaron a debilitarse, caí en el piso y sentí un gran dolor en mi pecho.

¿Esto es verdad?

Volví a levantarme con dificultad, mis ojos se volvieron a encontrar con el rostro  de Quilian pero sin la mirada provenientes de sus ojos cafés que acostumbran observarme serio, y de su boca no saldría ninguna palabra ya que de ahí estaba conectado a un tubo para vivir.

—¿Por qué estás así?—Dije mientras lloré, el dolor se hizo más fuerte y sentí como si alguien estuviese estrangulando mi corazón.

—¿Por qué estás así?—Repetí con desesperación. Empecé a sentir como si mi mente flotara en el aire, como si todo lo que me rodeara se moviera. Sentí que estaba atrapada en una pesadilla así que esto no podría ser verdad.

¿Cómo puede serlo?. Esto debe ser mentira.

 —Tu no eres Quilian, porque él estaba bien cuando estuve con él recientemente.

—¡Alexa!—Dijo una voz en dirección a la puerta—Giré y me encontré con Brian.

—¿Por qué viniste aquí?... Y estas llorando. Quién te hizo esto! —Con mis dos manos tapé mis oídos, tantas palabras de Brian no me dejaban pensar.

Después de unos segundos entró por la puerta el chico que conocí en el ascensor, caminé rápidamente hacia él con ira.

—Me mentiste Quilian no…—De repente no podía respirar es como si  hubiese acabado el aire a mi alrededor.

—¡¿Alexa estas bien?!—Escuché unos gritos que retumbó en mis oídos. Caí en el piso y todo se volvió oscuro.

Después de la oscura noche sale el sol cuando eso pase volveré a ver a Quilian.

*** ***
Volví a ver la luz tras abrir mis ojos con un gran susto, finalmente el aire entraba en mi pulmones con regularidad. Miré a mi alrededor y estaba en el pastizal de las rosas blancas en ese instante supe que estaba en la ciudad de los sueños.

—Quilian—Recordé.

Me levanté rápidamente y corrí por el campo de las rosas hasta salir a la calle, continué corriendo hasta llegar a la ciudad. Me encontraba muy cansada y sentí que me desmayaría, rogué en no desmayarme porque si lo hiciera era probable que despertaría en mi mundo real, y no puedo permitirme despertar tengo que ver a Quilian.

Llegué hasta su casa, ingresé rápidamente mientras grité su nombre, solo el silencio se hizo presente, me desesperé. Seguí buscándolo en cada rincón de la casa y no lo encontré, volví a salir a fuera y ahí fue que lo vi bajar del taxi escarabajo, su vestimenta era deportiva de color blanco, traía en su mano derecha su mochila que siempre suele llevar para ir a entrenar, sus ojos cafés se encontraron con mis ojos verdes, me sonrió desde la distancia y enseguida caminó hacia mi. Su sonrisa hizo que mi corazón latiera tan fuerte, mientras que de mi mente empezó a apoderarse los recuerdos del rostro de Quilian estando conectado a un tubo para sobrevivir.

Me niego a recordar, me niego a creer que estos recuerdos sean verdad.
Cerré los ojos intentando poner mi mente en blanco y queriendo conseguir la tranquilidad de mis emociones. No tardé en volverlas a abrir cuando sentí la respiración y aroma familiar tan cerca  de mi.
 
—Finalmente dejaste a tu enamorado?—Dijo Quilian al observarme serio. Sus ojos estaban tan cerca de los míos que me pareció ver celos ahí.

“No son celos Alexa, concéntrate”
Retrocedí de Quilian y volví  a mis sentidos.

—Veo que no responderás —Me miró desilusionado. Segundos después caminó hasta la puerta de la casa.

—Hace rato me asusté—Dije, y de tuve sus pasos. Sus manos lo llevaba en su bolsillo y me estaba dando la espalda—. Es que creí verte en el hospital—Agregué, las lágrimas empezaron a inundar mis ojos. Él  giró hacia mí lentamente, sus ojos estaban enrojecidos. Me acerqué a él.

—¿Que pasa? mmm. No fuiste tú ¿verdad?—Sus manos los sacó de su bolsillo, y evitó mirarme.

—Por favor Quilian dime que no fuiste tú. Esta bien si no me quieres decir acerca de tu vida en el mundo real, esta bien—Repetí—. Lo único que te pido es que desmientas esta duda—Lo miré ansiosa.

Por su rostro empezó a deslizarse lágrimas e inmediatamente se sentó sobre sus pies con ambas manos se agarró de la cabeza.

—Soy yo—Dijo.

Esas palabras fueron como cuchillos afiladas que entraron en mi corazón.

Me arrodillé en frente de él, mientras no podía decir nada, ni pensar en nada, él estaba llorando ante mis ojos, el chico que me ayudó cuando quedé sin padres en esta ciudad de los sueños, el chico que me consoló, que me hizo feliz. Él que me hacía sufrir con esta noticia.

"No puedo y no debo dejarme caer por esas palabras”

Mis manos los extendí sobre su espalda y lo abracé suavemente, él en cambio me apretó más fuerte, acomodó su cabeza entre mi cuello cuando cesó su llanto. Quedamos así en silencio un largo rato. Después nos metimos a la casa, él dijo que necesitaba lavarse la cara así que se fue hacia la bañera para lavarse en el lavabo mientras que yo lo esperé en el sofá.

Me resultaba difícil asimilar que la pesadilla es una realidad, no podía creer que Quilian en el mundo real estuviese conectado aún tubo para seguir viviendo y cada vez que pensaba en eso sentía que me debilitaba pero no podía mostrarme así ante Quilian, así que intenté aguantar  mis lágrimas y es que no quiero entristecer lo con mi tristeza, quiero ser el sol que esté después de su oscura noche.

Alexa & La Ciudad de los Sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora