Alexa & La Ciudad de los Sueños

Capítulo 57

Alexa del Mundo Real

—Alexa, despierta. Ya estamos en casa—Habló Grisel. Ella enseguida bajó del auto. Mi cuello me dolía por la posición incómoda que me encontraba dormida en el asiento del auto.

—David y Brian ya volvieron—Anunció al mirar en dirección a la cochera en donde se encontraba el auto de David.

Salí del auto, me estiré y seguidamente caminé detrás de Grisel. Ella al llegar a la puerta de la casa se quita los zapatos altos y camina descalzo en el interior.
David enseguida la sorprende con un abrazo.

—Bienvenido—Dice Grisel feliz en sus brazos. Luego lo suelta y me da la oportunidad de saludar a David.

—Díganme que no se pelearon en el tiempo que no estuve— Pregunta David tras saludarlo con un cálido y breve abrazo.

—Claro que no—Respondo y sin más avanzo hacia las escaleras y ahí me encuentro a Brian, en su rostro estaba dibujado una gran sonrisa pues era obvio que la razón se debía a que quedó entre uno de los mejores en la carrera de pista.

—Felicitaciones—Dije al pasar al lado suyo. Lo dije de manera seca y con cero emoción. Aunque la verdad tenía una diminuta felicidad por su logro.

—Gracias—Responde con la misma intensidad que yo. Aunque no puede evitar sonreír ligeramente.

Sin más avanzo apresurada a mi habitación. Necesitaba quitarme el uniforme y posteriormente bañarme.
Entré en mi pieza y encontré la habitación desordenada. Recuerdo que fue porque hace algunas horas estaba buscando mi Diario cosa que ya encontré. Aunque no entiendo por qué lo busqué tan desesperadamente después de todo solo es un cuaderno con historias en ellas. Historias que escribí y que son producto de mi imaginación.

*** ***
En la noche recibí un mensaje de la profesora de literatura, no era cualquier mensaje, era un mensaje de disculpas. Se disculpaba por haber publicado mi mano escrito sin mi consentimiento.

Hace rato había actuado de una manera anormal. A hora no puedo entender por qué me enojé tanto. La profesora solo me inscribió en un concurso de escritura ya que vio potencial en mi o eso fue lo que dijo.
No debí haber actuado como lo hice.
Le devolví unos mensajes a la profesora

Lo siento por hace rato. Usted solo quería ayudarme y yo le traté mal.

Lo e estado pensando mejor y creo que es una buena idea de que usted me haya inscripto.

Aún así no tengo expectativas  de ganar.

Veremos que pasa.

Gracias

Y buenas noches.

Dejo un lado mi celular, salgo de mi habitación.

Al bajar las escaleras veo que Brian invitó a un grupo de amigos; un moreno de ojos oscuros parecía de su misma edad, otro hombre con barba este parecía mayor como de unos treinta años. Había dos chicas rubias , ambas tenían figura de modelo, se veían lindas.

Al bajar el último escalón veo mejor el ambiente en que se encontraban, en otras palabras había alcohol y comida distribuida en la mesita de vidrio de la sala. Hablaban y se reían de cualquier palabra que decían.
Creí que Grisel y David estarían en la sala pero no lo hacían, entonces donde estaban.

—Brian—Lo llamó. Me observa al instante.

—Y David y Grisel—Le pregunté. Sus invitados me miraron atentamente, parecían no entender de donde salí.

—Salieron a comprar algunas cosas en la tienda de la primera cuadra.

—¿Crees que si les sigo logre alcanzarlos?

—Se fueron hace rato.

—Entonces mejor le escribo a David para que me compre algunos dulces—Dije, y busqué mi celular en el bolsillo de mi pantalón cosa que no encontré.

—Seguro lo dejaste en tu habitación—Dijo Brian al darse cuenta de que no encontraba mi celular.

—Iré a buscarlo pero antes..

Soy interrumpida cuando el hombre moreno habla desde la sala al decir:

—¿Ya preséntanos a tu novia?

Los demás invitados dan una pequeña ovación a la petición. Me incomoda la falta de seriedad de sus invitados.

—Cállate Wuill— Ordena—.  Y es mi hermana—Responde Brian.

Todos quedan en silencio y sorprendidos.

—¿No ibas a ir a buscar tu celular? —Dice Brian al mirarme.

—Antes iré a buscar algo para comer.

Y in decirle nada más camino hacia la cocina, él viene detrás de mí.

—Entonces hazlo rápido y ve a tu habitación.

—¿Me estas ordenando? —Al instante que creo que me está ordenando siento que la sangre me hierve.

—No me mires como si quisieras asesinarme—Dice.

—Pues perdón, no puedo controlar estos ojos y más cuando alguien quiere darme ordenes—Respondo, y abro la heladera. Y ahí en plena vista se encuentra el helado de cereza  que tanto me gusta. Lo saco inmediatamente.

—Lo siento. Solo no quería que estuvieras rodeada de tanto olor a alcohol o cigarrillo.

—Espera… ellos están fumando a dentro de la casa? —Lo miro mal.

—No. Pero huelen a eso.

—Tu también hueles a cigarrillo.

—Claro que no. Lo dejé hace tiempo.

Lo miré incrédula.

—Es enserio—Asegura.

No le hago caso, y avanzo hacia las escaleras con mi helado en mano.

—Y ese helado es mío—Vuelve a decir.

Yo iba camino por las escaleras, me detengo y giro hacia su dirección solo para decirle.

—A hora es mío, ¡hermanito!.

Y le saco la lengua.