CARLOS - Capítulo 58

523 66 27
                                    

Estaba entrando al box cuando vi a Dominic junto a un tipo rubio que estaba mirando a mi Emily como un trozo de carne jugoso y listo para devorar. Mi sangre comenzó a arder, iba a acercarme cuando alguien saltó a mi lado abrazándome.

— ¡Carlos! Estoy tan feliz de estar aquí apoyándote, ¿En qué lugar quedaste?

Miré hacia abajo para darme cuenta de que era Ravenna quien seguía colgada de mí. Me sacudí un poco para alejarla hasta que por fin se soltó.

— Apenas será la qualy, ahí se define el orden de salida — no me molesté en saludarla, seguía enojado por el tipo que luego de ver a Emily se había concentrado en su celular ignorando a Dominic por completo.

— Ah... claro, claro, estoy aquí para ti, ¡Espero que ganes! – Chilló dándome una sonrisa que mostraba sus dientes en extremo blancos.

Asentí con mi cabeza y me dirigí al auto.


🌶️🌶️🌶️


— ¡P1! — Anunció Nick por la radio.

— ¡Sí! ¡Lo hicimos muchachos! Vamos por todo mañana. — Respondí con alegría.

— Tenemos P1 y P2, mañana comenzamos largando en la primera fila.

Esto era increíble, Emily y yo comenzando de primeros la carrera en Madrid. Estacioné el auto en primer lugar, fui a celebrar con los ingenieros y mi padre y luego cuando vi a Emily bajando del auto corrí para abrazarla.

— Mi Emilia, lo hemos hecho genial.

— Lo hicimos, ¡Felicitaciones por ganar la pole!

La solté sin querer dejarla, pero era necesario, las cámaras estaban enfocándonos, fuimos a dar las entrevistas y luego recibí el premio de la pole que me entregó nada más y nada menos que mi padre, la dicha se desbordaba de mi pecho.

Iba camino al box, Emily caminaba delante de mí, de repente el tipo peliblanco apareció y la abrazó con mucha confianza. ¿Quién carajos era este tipo? Me acerqué a ellos y él la soltó con una sonrisa arrogante.

— Felicitaciones dulzura — Espetó.

— ¿Dulzura? — Pregunté con tono peligroso.

— Carlos — se giró Emily hacía mi un poco sorprendida e incómoda — este es Enzo Vitale.

El tal Enzo hizo un movimiento de cabeza como saludo, viéndome sin ninguna preocupación mientras yo bajé un poco la barbilla dándole una mirada asesina.

— Lo hiciste genial hombre, pero mi dulce novia no se queda atrás. Segundo lugar esta genial. — Miró de mí a Emily.

¿Novia? ¿Qué mierda estaba pasando? Este tipo estaba muy jodido si creía que MI Emilia era su novia. Maldito iluso.

Iba a contestarle cuando la chillona voz de Ravenna se escuchó a mi lado.

— ¡Carlos! — Saltó sobre mí de nuevo, esta vez me tomó aún más desprevenido y me dio un beso en la mejilla.

Fijé mi mirada en Emily de inmediato, tenía la boca presionada en una línea y parecía que lanzaba dagas con los ojos a Ravenna. Oh si, igual que yo mi Emily estaba celosa.

Desenredé lo brazos de Ravenna limpiándome discretamente el rostro donde ella me había besado.

— ¡Ganaste! Seguramente soy tu amuleto de la buena suerte, debería ir contigo a todas las carreras — miró a Emily y Enzo, este último viéndola como un depredador hambriento — Hola, soy Ravenna Davis — extendió su mano a Enzo, pero él se acercó y la besó en la mejilla.

— Enzo Vitale. Un placer conocerte linda — sonrió coquetamente.

— ¿Eres el novio de Emily? — Preguntó Ravenna.

Enzo acercó a Emily tomándola de la cintura.

— Sí, esta dulzura es mi novia.

Emily quitó el brazo de Enzo bruscamente y se alejó de él.

— Eso quisieras — habló molesta, dio un giro y comenzó a alejarse de nosotros.

— Es toda una fiera, pero me encanta — mencionó Enzo con su mirada fija en el trasero de Emily.

Me interpuse en su campo de visión, prácticamente amenazándolo con mi mirada.

— No hablaras así de ella — espeté.

Enzo arqueó sus cejas, lució pensativo por un momento. Ravenna estaba entre nosotros muy atenta a lo que pasaba.

— ¿Noto un poco de hostilidad de tu parte, o me equivoco?

— Por una vez, estás en lo cierto — me giré dándoles la espalda y yendo hacia el motorhome.

Llegué a la habitación de Emily en el motorhome, entré y cerré la puerta con seguro.

— ¿Qué diablos pasó con ese idiota? — Pregunté mientras desabrochaba mi traje.

— No lo sé, casi me hace chocar en la chicana.

— ¿Qué? ¿A quién te refieres?

— A Bastián a quien más, cada vez que ve la oportunidad de que me estampe contra el muro la toma.

Dios mío, dame paciencia para soportar todo lo que no puedo. Bastián era otro maldito problema del que tendría que encargarme para proteger a Emily. Tenía su guerra declarada, pero era un piloto muy sucio en la pista.

— ¿Pero estás bien? ¿No pasó nada?

— No, me hizo perder la vuelta en la Q1 pero pude mantener el control del auto.

Respiré profundo intentando calmar mi rabia.

— ¿Y qué intenta hacer el otro idiota?

— ¿De quién hablas?

— De Enzo — expresé con fastidio.

— Ahh él, no sabe el significado del espacio personal, cree que me estoy haciendo la difícil — dijo con aburrimiento.

— ¿Por qué aceptas que se te acerque y diga que eres su novia? — me planté frente a ella agarrando su cadera.

— Carlos, no puedo simplemente armar un escándalo frente a la gente, sabes cómo son y cómo juzgan. Hablé con Anny, revisamos mi contrato y si no cumplo con la cláusula es motivo de despido. Además, estabas ahí cuando me alejé de él. — Entrecerró sus ojos y frunció el ceño — Tanto reclamas y fuiste tú quien dejó que esa estúpida te besara en la mejilla.

Clavé mi mirada en sus ojos, levantando una ceja lentamente.

— No puedo empujarla lejos, sabes cómo son los medios, ella lo hizo mientras yo estaba distraído mirándote a ti.

— Si sabes tan bien como yo lo que podemos hacer y lo que no entonces no me vengas con reclamos tontos — se giró dándome la espalda y siguió arreglando su bolso.

Me acerqué a ella por detrás y la abracé, inmediatamente se relajó entre mis brazos.

— Discúlpame — murmuré en su oído – no soporto ver cómo te mira y mucho menos como te toca. Quería partirle la cara.

Emilia acarició mis brazos e inclinó su cabeza para darme más acceso a su cuello, comencé a darle pequeños besos.

— Sé cómo te sientes, también me enfurecí cuando vi a Ravenna encima de ti, desde la gala pude notar las ganas que te tiene.

Se giró quedando frente a mí, sus ojos mostraban molestia y preocupación, acomodé un mechón detrás de su oreja mientras le di una sonrisa tierna.

— No me importa si me tiene ganas — acaricié su mejilla — la única que me importa eres tú, no necesito mirar a ninguna otra parte, todo lo que quiero y deseo lo tengo frente a mí.

Choqué mis labios con los suyos, dándole un beso tierno y apasionado, cargado de mucho sentimiento, mi corazón se encontraba en llamas. No solo la quería, ahora estaba más allá de eso.

DESENFRENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora