EMILY - Capítulo 40

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Lo primero que hice al bajar del auto fue ir a celebrar con mi tío, Anny y Tore. Estaban esperándome entre la multitud. Les di un abrazo a cada uno y me hicieron ver lo orgullosos que estaban de mí. Cuando Carlos me tomó entre sus brazos me sentí completa, por mi mente pasó que tenía a todos los que quería conmigo, no podía sentirme más feliz. Estaba muy orgullosa de Carlos, lo hizo genial, nuestra batalla fue una locura.

Después de tomarnos la foto grupal fui al motorhome, en la puerta de entrada estaba Dominic.

— Que bueno verte, hay cosas que debo decirte. — Espetó molesto como cosa rara — Todo lo que haces implica consecuencias Emily — comenzó a señalarme con su dedo índice furioso y subiendo la voz —, ¡Van dos veces que no mantienes la maldita posición y desobedeces mis ordenes!

Unos flashes iluminaron el espacio y él abrió sus ojos de golpe dándose cuenta de que había personas y fotógrafos en la zona. Levanté un poco la comisura de mi boca. Esperaba que alguno de los fotógrafos hubiese capturado este momento.

— Disfruta del triunfo de hoy, que estés bien jefe — di una sonrisa arrogante y lo dejé allí.


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Fui a cenar con mi tío, Anny y Tore para celebrar mi primer podio. Ellos tendrían que viajar esta misma noche pues tenían compromisos laborales al otro día. Me ofrecí a llevarlos al aeropuerto, quería pasar todo el tiempo posible juntos antes de que se fueran.

No me gustaban las despedidas, siempre era difícil tener que separarme de mis seres queridos. Además del vacío que se sentía cuando ya no estaban conmigo, me asustaba la idea de no volver a verlos nuevamente, así como ocurrió con mis padres.

El sonido de mi celular rompió el silencio sepulcral dentro de mi auto. Miré la pantalla y era Carlos.

— Dime — respondí.

— Dijiste que hablaríamos después de la carrera.

— No sabía que eras tan intenso.

— Fui a tu habitación y no abriste. ¿Dónde estás?

— En el aeropuerto — mi voz sonó pequeña.

— No puedes irte y dejarme así como si nada, prometiste hablar conmigo — se escuchaba angustiado.

— Cálmate, solo vine a dejar a alguien, no me voy hasta mañana.

— ¿A dónde irás?

— A casa.

Mi casa en la villa se estaba sintiendo como un hogar y mi espacio seguro, me agradaba, quería seguir decorándola a mi estilo. No iría a la Toscana porque, aunque amaba ir allí era una casa enorme y mi tío no estaría esos días porque tenía un viaje de negocios, lo que menos quería era sentirme sola. Toda la situación realmente me estaba afectando. Mi triunfo de hoy hizo que el momento fuera mágico, pero Dominic me trajo de vuelta a la realidad, me recordó que podía seguir fastidiándome y que estaba sola en esto.

— ¿A qué hora es tu vuelo? — preguntó ansioso.

— Voy a conducir.

— Emilia son como siete horas de camino ¿Por qué no tomas un vuelo?

— Son seis y pueden ser menos, quiero disfrutar del paisaje.

— De acuerdo... ¿Podríamos vernos por favor?

Creo que ya no podría evadir más esta conversación y justo debía enfrentar a Carlos en este momento en el que me sentía más vulnerable.

— Pasaré por ti al hotel, trae tus audífonos. — respondí con resignación.

DESENFRENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora