Desperté después de dormir una hora, anoche había llegado a las dos de la mañana con Carlos al hotel. Después de comer condujo por las calles de New York un rato para que apreciáramos un poco más de la ciudad, no había tráfico ni muchas personas. Hablamos de muchas cosas sobre el trabajo, eventos y lo que estaba en nuestra agenda los próximos días.
Hoy viajaba a Madrid, teníamos el gran premio allí en unos doce días, pero había que hacer algunas actividades antes, como era el gran premio en la ciudad natal de Carlos el equipo preparó muchas actividades especiales y de publicidad. Aunque hoy me iba Carlos no venía conmigo, Dominic le avisó de última hora que tendrían un desayuno con patrocinadores que quería para él, exacto solo él.
No me molestaba por parte de Carlos, pero si por Dominic, para él yo era como un fantasma en este equipo y cuando me notaba era solo para molestarme.
Después de casi nueve horas llegué a medio día a Madrid, bajando del jet privado vi que en la pista estaba esperando el padre de Carlos. Quizás pensaba que su hijo vendría conmigo.
Desde aquel día en el que charlamos fuera del motorhome me había llamado unas cuantas veces para preguntar cómo estaba, felicitarme por los puntos que lograba o darme ánimos cuando no me iba muy bien. También preguntaba si seguíamos llevando las cosas bien entre su hijo y yo, siempre le decía que estábamos bien. Aunque Carlos la cagara con frecuencia no quería quejarme con su padre, no era mi estilo, lo que pasaba entre los dos así se quedaba en lo que a mí concierne.
— ¡Emily! — Se acercó con una gran sonrisa y me dio un abrazo de bienvenida. — ¿Qué tal tu vuelo?
— Señor Carlos, que gusto volver a verlo, estuvo bien, dormí todo lo que pude. Lamento decirle que Carlos no viene conmigo — dije esto último con pesar, quizás había venido por su hijo y solo estaba yo.
— Lo sé, llegará más tarde o en la noche, no lo sé. Vamos.
Levanté ambas cejas con asombro y confusión.
— ¿Vino por mí? — Pregunté sintiéndome un poco tonta.
— Por supuesto, te quedarás con nosotros — comenzó a tomar mis maletas –. Que mejor lugar que nuestra casa para que te sientas a gusto. Eres la invitada de honor.
Estaba paralizada, esto era una gran sorpresa, además me sentía un poco avergonzada de que me ofrecieran quedarme en su casa.
Troté tras él ya que había comenzado a caminar con mis maletas.
— Señor como cree, no quiero ser una molestia, puedo quedarme en el hotel.
— Jamás, en nuestra casa estarás mejor que ahí, además la familia nos espera, quieren conocerte. — Abrí mucho mis ojos y él rio — Todos quieren ver a la chica que le saca canas a mi hijo, sabemos que no se lo has dejado fácil — lanzó una mirada cómplice.
Mi cara probablemente se veía como un tomate por mi vergüenza, ¿Acaso Carlos les había dicho las cosas que le había hecho? Y peor aún su padre parecía divertido con eso.
Jesús ayúdame a enfrentarlos.
🍉🍉🍉
Llegamos a una casa grande y de estilo atemporal, estaba en medio de un gran campo.
— Ésta es mi casa y de mi esposa, la que se ve al otro lado es de Carlos. — giré a la derecha para verla, si era un poco alejada pero no tanto de la de sus padres, también era grande, pero de un estilo moderno — Hacia el fondo queda la finca, allí tenemos caballos, ganado y a los perros, no sé si Carlos te contó sobre Piñón, ese es su consentido.
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DESENFRENADOS
RomanceCarlos Después de estar en Ferrari me enfrentaba a un nuevo panorama y un nuevo equipo, iba mentalizado y comprometido con esta aventura, estaba preparado para asumir los cambios en mi futuro, pero no estaba en absoluto preparado para el riesgo inm...