— Lo siento.
— Basta Emi, como te he dicho mil veces antes, no fue tu culpa.
Mi tío metió un mechón de cabello tras mi oreja, me daba una sonrisa tierna y vulnerable, yo sostenía su otra mano entre las mías, aferrándome a él, a veces sentía que esto era un sueño y que si no lo tocaba o lo veía de cerca iba a despertar.
Hace dos días había despertado del coma, sin embargo, seguía delicado, el doctor recomendó mantenerlo internado en la clínica por ahora, no podía hacer esfuerzo físico y tampoco recibir noticias que lo alteraran, el estado de su corazón aún era cuestionable, había evolución, pero no estaba del todo bien.
Me quedaba en su casa, eran veinte minutos hasta la clínica, allí estaba entrenando fuertemente, necesitaba sacar de mi sistema todos los sentimientos que por un momento me ahogaban.
Si bien mi tío había despertado debía mantenerse sereno, y mi realidad estaba muy lejos de eso, era un tiempo de caos para mí y debía ocultarlo para él, prohibí el ingreso de celulares o elementos electrónicos, tampoco quería que viera noticias en general, solo por su bien, le compré e instalé un paquete de apps para que se entretuviera el tiempo que estaría internado, su única opción era ver series o películas, se lo había dejado muy claro y sin lugar a discusión.
Tore le daría informes semanales breves sobre el rendimiento de la empresa, en todo caso funcionaba como un reloj, sus empleados eran muy profesionales y eficaces así que no había ninguna preocupación respecto a eso.
— De acuerdo, no más disculpas, prométeme que te cuidaras, harás caso a lo que digan las enfermeras o Tore.
— Yo debería ser quien te diga eso — se burló de mí.
— Sabes que soy una rebelde indomable — di un beso en su frente y miré la hora en el reloj de pared — ya casi debo irme, quisiera no tener que hacerlo, voy a extrañarte demasiado.
— Te veré mañana no seas dramática Emi.
Levanté mi ceja y abrí mi boca con sorpresa.
— Discúlpame por molestarte con mi presencia, pero no te preocupes me iré y me llevo todo mi drama. — Recogí mi abrigo y bolso — Hasta mañana tío Lore.
— Te veré mañana Emi.
Irme de la clínica siempre era duro, sabía que estaba bien y en las mejores manos, pero aun así quería quedarme con él. Tenía que cumplir responsabilidades, nos quedaban aún diez días para el gran premio de Bélgica. Carlos se quedaba conmigo en la mansión de la Toscana, hoy llegaría todo el equipo de simulador, como yo no quería alejarme de mi tío él se encargó de traer todo aquí.
Su régimen de entrenamiento era estricto, salíamos a correr muy temprano en la mañana, luego pasábamos a entrenar en el gimnasio, después de eso tenía un receso de cinco horas, en ese tiempo iba a ver a mi tío, al volver reanudábamos el entrenamiento físico que en realidad se disipaba en obtener orgasmos.
Como hoy llegaba el simulador acordamos que él lo usaría mientras yo visitara a mi tío y luego cuando yo llegara sería mi turno.
Estacioné el coche y me ajusté el abrigo dentro del auto, hoy hacía frío, llevaba unos pantalones ajustados negros, una camisa negra manga larga con algunos volantes al final de las mangas, mis botas negras y el abrigo envolvente blanco.
Al abrir la puerta de entrada me recibió una oleada deliciosa de comida.
— Ya llegué – anuncié mientras me quitaba el abrigo y las botas.
Carlos llegó tras de mí y me abrazó, me dio besos a lo largo del cuello cosa que hacía mi piel de gallina.
— ¿Cómo te fue? ¿Cómo esta tu tío? — comenzó a introducir sus manos cálidas debajo de mi blusa.
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DESENFRENADOS
RomansCarlos Después de estar en Ferrari me enfrentaba a un nuevo panorama y un nuevo equipo, iba mentalizado y comprometido con esta aventura, estaba preparado para asumir los cambios en mi futuro, pero no estaba en absoluto preparado para el riesgo inm...