CARLOS

610 60 1
                                    

Estaba exhausto, estuve dos horas dando vueltas en el auto para tener información de cómo se comportaba.

No volví a dejar mi termo en el box, se lo daba a Nick mientras volvía a conducir. Después de eso hicimos informes y tuvimos charlas grupales sobre lo que recolectamos hoy, a veces molestaba a Emily con algún comentario, pero nadie se daba cuenta porque lo hacía en español. Cuando era tema solo de los dos hablábamos en español, mientras estábamos con alguien más o en el trabajo hablábamos inglés o italiano según la persona que tratáramos. Por esa razón la gente no tenía idea de nuestros desacuerdos.

Eran casi las cinco de la tarde cuando iba saliendo de la fábrica.

— ¡Carlos! — Gritó Emily mientras trotaba para acercase a mí.

— ¿Vienes a disculparte? — Hablé con tono desinteresado.

— ¿Qué? No... — Me miró como si le hubiese dicho que comiera tierra.

Continúe caminando hacia mi Ferrari competizione.

— Quería preguntarte si hoy dormirás en la villa...

— ¿Por qué?— Entrecerrando mis ojos observé su rostro.

— Por nada.

— ¿Ya te has instalado?

— Si... — Sonó más como pregunta que como afirmación.

— ¿Qué pasa? — Esta conversación ya estaba extraña y no iba a soportar otra travesura disparatada de esta mujer. Al menos por hoy.

— Nada... — hizo una pausa y desvío su mirada hacia otro lado mientras se veía molesta. — No quiero dormir ahí sola ¿Satisfecho?

La miré fija y seriamente.

— No dormiré contigo Emilia.

Que mal comentario porque comencé a imaginar cómo sería.

Hizo una mueca con su boca viéndose ofendida.

— Preferiría arrancarme las pestañas antes que dormir contigo, no me refería a eso no seas ridículo, solo... ¡Ahg! no quiero dormir en MI cama, en MI casa, sabiendo que estoy completamente sola en una villa rodeada del bosque y a media hora de la ciudad.

— Y yo que pensaba que los demonios no temían de nada.

— Te mudas hoy o no — Expresó evidentemente molesta, sus mejillas tenían un leve tono rosa.

— Si, ya voy hacia allá.

— Bien, adiós. — Comenzó a alejarse.

— Ah y Emilia — se giró hacia mí — si ves un fantasma o un asesino en serie, no me llames.

Abrió sus ojos porcompleto y arrugó su boca mientras yo entraba a mi auto soltando una carcajada.


🌶️🌶️🌶️


— ¡Por fin!

Salté a mi cama con los brazos y piernas abiertas, ya me había duchado y preparado para dormir. Mi primo me había ayudado con la mudanza unas horas antes, colocaron los muebles en la habitación a la que pertenecían. Solo faltaba acomodar el resto de mi ropa y los elementos de cocina, pero eso ya será mañana porque hoy ya no daba más.

Esta villa era muy pacífica, y sí que estaba lejos de la ciudad, no se escuchaba más que la naturaleza. No sabía si Emily estaba ya en su casa, me tomó por sorpresa qué confesara qué tenía miedo. No vas por la vida contándole tus miedos a tu némesis, podría usarlo en tu contra.

DESENFRENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora