CARLOS - Capítulo 51

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Estaba con Dominic en el vestíbulo del hotel donde se llevaría a cabo la gala, él estaba hablando con algunos posibles patrocinadores antes de entrar al gran salón mientras yo solo veía por las puertas esperando el momento en que apareciera mi Emilia.

Quería llegar con ella a pesar de que aún no habláramos, pero Dominic estaba esperando fuera de mi puerta como un acosador para irnos juntos.

— Carlos te presento a Román Davis, uno de nuestros patrocinadores para la próxima carrera — desvié mi mirada de la puerta y le di mi atención al tal Román.

Saludé con un apretón de manos, era un hombre mayor, más pequeño que yo y con acento ruso.

— Un placer conocerte, estoy entrando al mundo de la Fórmula 1, soy prácticamente nuevo — lo miré un poco confuso.

La mujer a su lado aclaró su garganta demasiado fuerte mientras tomaba el brazo de Román. Hasta ahora ni siquiera había notado su presencia. Era una rubia joven, de ojos azul oscuro y cara en forma de corazón, su maquillaje era un poco recargado, tenía un vestido negro con escote en V profundo mostrando su cuerpo delgado.

— Ravenna Davis — su voz era un poco chillona. Extendió su mano hacia mí con una gran sonrisa — soy la hija de Román.

Estreché su mano y sonreí formal.

— Convencí a mi padre de entrar como patrocinador, es muy emocionante — ella siguió hablando mientras yo volví a mirar las puertas de entrada. Escuchaba a medias la conversación, pero Dominic sí que estaba atento, era incluso demasiado adulador.

Wildest Dreams de Taylor Swift comenzó a sonar, si Emily estuviera aquí le encantaría.

Como si la hubiese invocado un auto estacionó en la entrada y vi cuando el chofer abrió la puerta. Emily salió del auto y mi corazón se detuvo por un momento.

— Discúlpenme — me excusé con Dominic, Román y Ravenna sin desviar la mirada de mi Emilia.

Comencé a caminar hacia la entrada para acercarme a ella. Mi frecuencia cardiaca tenía que estar a millón por minuto, si moría aquí y ahora viendo a mi Emilia como toda una diosa bajada de los cielos moriría completamente feliz.

Cuando estuvimos frente a frente ella me sonrió, casi me derrito, sentía que no me daba una sonrisa real hace años.

— Eres perfecta — hablé casi sin aliento.

— Tú no te ves tan mal, quien diría que un perfecto traje negro de tres piezas a la medida te haría lucir así — lanzó una mirada maldadosa — hasta parece que te bañaste.

La vi por un momento apretando mis labios para no reírme, pero no pude soportarlo y ella tampoco. Ambos soltamos una carcajada.

Le ofrecí mi brazo y deslizó su mano en el hueco de mi codo. Se sentía como otro deja vú, de nuestra noche en el tipi, pero este era mucho mejor y a otro nivel.

Entré con Emily tomada de mi brazo, atravesando el vestíbulo todos miraban con atención, me sentía orgulloso de tenerla a mi lado. Aunque no fuese oficialmente mía, yo si era completamente suyo. Sin duda era la más hermosa de la noche, no quería mirar a ninguna otra parte que no fuera su rostro.

Llegamos al salón de la gala, había todavía más gente aquí, más ojos mirando la magnífica mujer que tenía a mi lado. Era un gran salón, tenía luces centelleantes en el techo, combinada con unas telas elegantes, color rojo oscuro y plateado, Las mesas eran redondas y del mismo color rojo con apliques en plateados, estaban ubicadas en el centro del salón, a un lado había una barra libre muy elegante. Emily murmuró que quería tomar algo de la barra, la acompañé y allí estuvimos un rato, luego fue a buscar a su amiga Anny para saludarla y regresó algo triste.

DESENFRENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora