EMILY

552 52 0
                                    

Carlos se sentó a un extremo del auto y yo en el otro. Él miraba hacia la ventana dejando claro que no iba a comenzar una conversación así que yo lo haría, necesitaba respuestas.

— Así que... — Comencé a hablar, pero él me interrumpió sin dejar de ver por la ventana.

— Permíteme dejar algo claro Emilia, no eres mi tipo. — Habló con tono bajo y profundo.

Levanté mis cejas casi hasta la línea del cabello. ¿Qué diablos le pasaba?, no podría importarme menos ser su tipo, ¿Qué creía que era esto, una cita a ciegas? Estaba aquí por trabajo y nada más.

— ¿Disculpa? — Contesté indignada.

— ¿Acaso no oyes bien Emilia? No eres el tipo de persona con quien me gusta relacionarme.

¿Esto era una broma? ¿Había alguna cámara escondida y no me había dado cuenta? ¿Era la iniciación de un novato? Fuera lo que fuera me estaba irritando, pero no permitiría que se diera cuenta.

— ¿Ah sí? — contesté fingiendo tranquilidad.

Se dignó a verme por primera vez desde que subimos al auto, quizás porque ya habíamos estacionado frente al restaurante. Levantó un hombro demostrando poca importancia a su siguiente comentario.

— No me van las arpías.

¡Suficiente! Quien se creía este tipo para hablarme de esa manera, apenas y me conocía, ni siquiera decía correctamente mi nombre y se atrevía a insultarme.

Traté de mantener mi rostro neutral, pero estaba apretando tanto mis dientes qué pensé que se partirían mientras mis ojos le lanzaban dagas.

Desabroché mi cinturón de seguridad y tomé mi bolso.

— Lo que vaya o no contigo me es irrelevante — Respondí en calma absoluta mientras abría la puerta del auto — Y mi nombre es Emily, idiota. — Salí del auto y cerré de un portazo.

Anny me esperaba en la entrada del restaurante radiante de felicidad. La entendía, tuvo que trabajar duro y horas extras para que el proyecto de Audi F1 fuera un hecho. Estaba feliz por ella, pero por mí ahora era diferente, sentía incertidumbre respecto a mi futuro inmediato, tener un estúpido insolente como compañero no sería muy agradable, ni siquiera entendía porque su actitud de mierda. No lo conocía y él a mí tampoco, no había motivos para que me tratara de esa manera. No pensaba darle más importancia, no se la merecía. Tampoco le contaría a Anny todo lo que pasó, no quería preocuparla ni causarle incomodidad. Quizás con el tiempo él podría darse cuenta de su asqueroso comportamiento y todo mejoraría.

DESENFRENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora