No podía creer que había pasado un mes tan rápido, mañana sería el día de medios en Budapest y adicional a eso tendríamos un baile de caridad organizado por la F1. Salir de la villa en la que pasamos nuestras vacaciones fue duro, era retomar la realidad, nuevamente debíamos esconder nuestro amor del mundo.
Las vacaciones habían sido mágicas, las pasamos en esa villa que era sacada de un cuento de hadas, tenía al mejor hombre del mundo a mi lado, consintiéndome y dándome todo el placer que deseaba, incluso pudimos sacar nuestra relación de las sombras por un tiempo. Habíamos usado disfraces para salir a disfrutar de lugares públicos, yo usaba una peluca lisa pelirroja y larga, normalmente cubría parte de mi rostro con lentes de sol grandes y si no quería usarlos usaba tapabocas, de cualquier manera, era irreconocible, era la señora de Vázquez, según Carlos nuestros disfraces serían de una pareja de recién casados disfrutando de la luna de miel, no se me pasó desapercibido que eligió su segundo apellido para el pequeño juego. Él usó una peluca rubia, tapabocas y lentes de sol en toda ocasión, sus facciones eran mucho más reconocibles que las mías así que había que ser precavidos.
Recorrimos las calles entre los turistas, disfrutamos de varios restaurantes realmente deliciosos, incluso entramos a bares a tomar una copa. En mucho tiempo no había podido hacer esto sin alguna cámara cerca, ser incognito era genial. Pero ahora ya habíamos vuelto a la realidad y me lo dejó claro la voz que casi revienta mi tímpano.
— ¡Carlos!
Ravenna entró enojada al vestíbulo del hotel, tenía un vestido azul asimétrico ceñido a su cuerpo, sus tacones parecían de veinte centímetros, su cabello estaba ondulado y perfectamente peinado, el maquillaje era acorde a su atuendo, en realidad se veía bien a diferencia de mí que llevaba un pantalón cargo blanco, top y tenis negros, mi cabello estaba recogido en una trenza suelta con algunos apliques de metal, no usaba maquillaje solo bloqueador solar y un poco de labial.
Éramos extremos opuestos en presentación, por un breve instante me sentí insegura, pero luego me recuperé recordando el gran amor que Carlos tenía hacia mí y como todo el tiempo me lo demostraba, también porque mi belleza era natural, no necesitaba de muchas cosas para sentirme bonita.
— ¿Por qué no contestaste mis llamadas? — se oía molesta y eso que aún no me había visto, yo me ocultaba tras Carlos que me cubría por completo de su campo de visión.
— Estaba conduciendo — respondió Carlos con aburrimiento.
— ¡¿Por un mes?!
Casi me rio, seguro llamó a Carlos todo el verano para saber dónde estaba, él había decidido deshacerse de su teléfono, yo por otra parte solo utilizaba el mío para comunicarme con mi tío y para tomar fotos de nuestras vacaciones.
— ¿Qué quieres Ravenna? Estoy ocupado.
— Bueno, si hubieras respondido mis llamadas lo sabrías, hoy tenemos una gala con algunos inversionistas amigos de mi padre, iras conmigo querido, llevaré tu traje a tu habitación así que dime cual es.
— Déjalo en la recepción luego lo recojo.
— No lo dejaré aquí donde lo pueden robar, es un traje Armani Carlos, dame el número de tu habitación.
Después de un largo silencio incomodo Carlos le dio el número de su habitación.
— Dulzura.
Mis ojos se abrieron y di un pequeño salto por la sorpresa, Enzo venía en dirección a mí.
De repente Ravenna rodeó a Carlos para verme con mucha más molestia.
— ¿Estabas espiándonos? Por dios Emily no tienes modales ni límites.
ESTÁS LEYENDO
DESENFRENADOS
RomanceCarlos Después de estar en Ferrari me enfrentaba a un nuevo panorama y un nuevo equipo, iba mentalizado y comprometido con esta aventura, estaba preparado para asumir los cambios en mi futuro, pero no estaba en absoluto preparado para el riesgo inm...