Estaba harta de Ravenna, al menos Enzo era más controlable pero esa víbora se la pasaba inyectando veneno.
Era consciente de porque Carlos no era radical con ella, mi hombre era todo un caballero, pero yo no era ninguna princesa en apuros y tampoco me iba a dejar aplastar.
Que ellos dos aparecieran de la nada era extraño, pero aún más extraño era que Enzo oliera similar a Ravivora, por eso comencé a interrogarla, su actitud nerviosa y a la defensiva me dejaba más en que pensar. Me importaba una mierda si estos dos estaban juntos, para mí eso sería lo mejor, que ambos se fueran y nos dejaran en paz, pero había algo más en los ojos de Ravenna cada vez que miraba a Carlos, deseo, anhelo, capricho.
Si estos dos no estaban juntos sino más bien haciendo alianzas sería otro obstáculo más por superar para Carlos y para mí.
El mesero se acercó para tomar la orden de Ravenna y Enzo, luego de retirarse volvió a caer el silencio, pero esta vez acompañado de miradas asesinas entre Ravenna y yo.
— Carlos — Habló Enzo sacándonos de nuestro enfrentamiento silencioso — ¿Cómo ves el auto? ¿Crees que hay posibilidades de ganar de nuevo?
Carlos se veía algo sorprendido, hasta yo estaba sorprendida, no pensé que a Enzo le importara nada sobre el deporte.
— Técnicamente todo se ve bien, con las prácticas de mañana tendremos más información, pero el objetivo siempre es ganar.
— Eres tan genial conduciendo — intervino Ravenna — he visto que hay algunos autos de dos asientos, ¿Me llevarías alguna vez? — se acercó a él tomándolo de su brazo, viéndolo con ojos de cachorro.
Odiaba que lo tocara, odiaba que estuviera siquiera cerca de él, era tan molesta y toda su aura desplegaba maldad.
Carlos me lanzó una mirada rápida antes de responder.
— No lo sé, esos modelos son muy diferentes de conducir.
— Solo di que si — chilló demasiado caprichosa.
— Okey, okey — dijo Carlos fastidiado.
— ¡Sí! — celebró dándole un abrazo muy efusivo.
Me quedé viéndola fijamente, pensando en un montón de cosas para arruinar su momento.
— Si las miradas mataran tú serías una sexy asesina — murmuró Enzo en mi oído.
Giré para verlo muy cerca de mí, en eso el mesero llegó con nuestros platos.
El resto de la cena continuó más civilizada, por el bien de todos Ravenna y yo no volvimos a interactuar, quienes más hablaban eran Carlos y Enzo, pero la conversación giró en torno a la carrera que vendría.
Cuando nos levantamos de la mesa, Enzo me tomó por la cintura y Ravenna envolvió el brazo de Carlos como una garrapata.
— ¿Me llevarías al hotel por favor? — Le preguntó Ravenna.
Carlos me miró y Enzo intervino rápidamente.
— Tu vendrás conmigo dulzura, nuestra noche no ha terminado.
Le di una mirada confusa.
— Mañana tenemos prácticas, no debemos trasnochar — soltó Carlos bruscamente.
— Tranquilo hombre, será como la cenicienta, antes de las doce — Enzo guiñó un ojo y me llevó hacía su auto.
Estaba molesta y algo triste, tener que ocultar la relación y mis sentimientos por Carlos era exhausto, más aún con Ravenna en la ecuación, era claro que me odiaba. Yo confiaba plenamente en Carlos, pero no en ella, además de malvada también parecía ser calculadora.
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DESENFRENADOS
RomanceCarlos Después de estar en Ferrari me enfrentaba a un nuevo panorama y un nuevo equipo, iba mentalizado y comprometido con esta aventura, estaba preparado para asumir los cambios en mi futuro, pero no estaba en absoluto preparado para el riesgo inm...