-Se había desmayado cuando tu te fuiste. Todavía los médicos no han dicho nada.
Saludo a sus padres y me siento junto a Jesús, odio los hospitales.
-¿Como has venido? -Pregunta.
-En taxi, mi hermana me cubre.
-¿Familiares de Daniel Oviedo?
Jesús y sus padres se levantan mientras que yo espero sentada, ya que todavía no tengo demasiada confianza.
-Daniel está bien, solamente ha tenido una bajada de azúcar, está despierto y pueden pasar a verlo.
-Gracias doctor.
Eva, su madre se gira hacia mí.
-¿Quieres pasar tú? -Pregunta.
-Pienso que deberíais pasar vosotros, sois sus padres.
-Gracias cariño.
Jesús se sienta a mi lado de nuevo.
-¿Sabes? Eres increíble. No se como hemos podido estar tanto tiempo separados.
-Es que no lo hemos estado, aquí. -Digo señalando en corazón. -Siempre hay un hueco para vosotros.
-Eres un amor.
***
Llamo con cuidado a la puerta de la habitación y se abre despacio.
-Que si mamá... -Dice Dani.
-Que si te pasa algo los médicos están por aquí...
-Ay mamá vete ya. -Ordena su hijo.
-Vale vale, ya me voy.
Su madre sale dejándonos solos en la habitación.
-Que pesada. -Se queja.
-Es tu madre...
-Ya, pero cansa.
-Ya quisiera yo tener una madre como la tuya. -Digo sin pensarlo.
-Lo siento.
-Da igual. -Digo sentándome en la silla de al lado. -¿Como estás?
-Bien. -Sonríe. -Ojalá pueda salir de aquí pronto.
-Seguro que mañana te vas. Ya lo ves.
Le doy un beso en la frente y sonríe.
-¿Te quedas mañana? -Pregunta.
-No puedo, tengo que ir al instituto.
-Joder, bueno gracias.
-Nada.
Me suena el teléfono y era mi hermana.
-¡Ven a casa ya! -Le escucho decir a mi hermana. -Mamá se ha enterado y va al hospital.
-Joder. Voy.
Cuelgo y vuelvo con Dani.
-Dani me tengo que ir, mi madre me ha pillado y viene cabreada ahora, si la ves. Yo no he estado aquí. -Digo rápido.
-Suerte. -Me guiña un ojo y salgo corriendo a despedirme y a mi casa
Llego por la ventana y salgo de la habitación, pero me encuentro con mi madre.
-¿Tu a donde has ido?
-Al hospital.
-Podrías haber avisado, ¿no?
-Sí, pero no lo he hecho.
-Pues te voy a decir una cosa. -Empieza cabreada. -¡Te prohíbo que hables con esos niños!
-¡Como! ¡No!
-¡Pues sí, porque no puedes salir de casa cuando te de la gana!
-Pues los voy a ver en el instituto. -Respondí en tono burlón.
-Te voy a estar vigilando, y como no me hagas caso verás.
Siento como mis ojos comienzan a aguarse, mi madre sonríe. Sabe que me ha hecho daño, pero ella es así, hasta que no me haga sufrir no para.
Así que entro en mi habitación para olvidarme de todo.