Estamos todos en el recreo, y cuando digo todos es todos. Jesús, Eva, Nerea, Calum, mi hermana, Dani, Celia que la miro con cara de asco, y yo. Sentados en el suelo repasando para el examen.
-Me rindo, esto no se me va a quedar jamás. -Me quejo cerrando el libro y echandome hacia atrás.
-Si es súper fácil. -Dice Celia riéndose.
-Pues lo serán para ti. -Añado enfadada.
-¿Te lo explico?
-Sí, por favor.
Celia intenta explicármelo y consigo entender algo, pero sigo teniendo miedo.
-Voy a la biblioteca, necesito silencio.
Me levanto y voy a la biblioteca, cuando entro veo que está Pablo con el móvil.
-¿Que haces aquí?
-Necesito un poco de silencio. Tengo ahora examen.
-Ah bueno, te dejo que repases historia. Tengo ese examen guardado, ¿quieres las preguntas?
-Vamos a hacer una cosa. Tu preguntame y yo te voy diciendo.
***
Salimos la última hora y suspiro aliviada.
-Al final no me ha salido tan mal. -Digo alegre.
-Es que eres tonta tía. -Dice Nerea. -¿Como os ha salido?
-Bueno. -Responde Jesús. -Lo suspendo seguro.
Alguien me agarra del brazo apartándole de los demás, sabía quien era, era él.
-Por favor. -Susurra.
-Está bien, pero tengo que irme cuando salga mi tía.
Sonríe, aunque algo triste.
-Elena, he estado pensando sobre todo lo que ha pasado y creo que deberías tener una explicación. -Comienza en tono dulce, suave, lento, tranquilo...-Cuando nos mudamos a Madrid, cambié mucho era otra persona. Una persona que la habían separado de su mitad, que no comía, que no bebía, que no salía, que no se relacionaba con nadie, que solo quería estar en la cama y llorar.
En Madrid cambié mucho como persona, crecí y maduré. Dos años después volvimos a Sevilla y todo se puso patas arriba, sabes como soy, que soy un desastre, un cabezón, un idiota, un imbécil... Pero una sola persona pudo hacer que dejara de serlo, de ser ese tipo de persona.Hace una pusa y respira, me encanta el tono que está usando, calmado, tranquilo, lento, pausado...
-Y me enamoré, tú lo sabes. Enamorarse es una palabra muy fuerte, tú conoces esos sentimientos perfectamente, tu sabes como soy yo cuando me enamoro, y es una de las pocas cosas que solo sabes tú, porque me enamoré de ti. Tú sabes como era contigo, y digo era porque esos sentimientos han ido disminuyendo poco a poco.
Agacho la cabeza y rompo llorar, en completo silencio.
-Siento que ya no es lo mismo que antes, que las mariposas se van apagando, que mi mirada es diferente. Que no soy el mismo, y ahora me duele hacer esto pero...
Mis lágrimas salían sin ser controladas, me duele lo que me está diciendo.
-Mira... De verdad que todo este tiempo he estado muy bien contigo, pero... Lo sabes, sabes que soy un imbécil, un capullo, un gilipollas... Pero que quiere poner fin a esto, y que quede todo aclarado...
Se hace un silencio bastante incómodo y le miro fijamente a los ojos.
-¿Que he hecho? Dime, ¿que es lo que he hecho mal para acabar así? -Pregunto entre lágrimas.
-No has hecho nada. -Responde dulcemente. -Nada de nada, de verdad. He sido yo, solo yo...
-Mira, dejalo. Cada uno por su camino y punto.
Me fui, me fui llorando y muchísimo, me alejaré de él. Si es exactamente lo que quiere ahora. Llegué junto a mi hermana que me abraza.
-Te lo ha dicho.
-Sí. -Susurro. -Pero me ha dolido mucho menos en la forma que me lo ha dicho, nunca lo había escuchado hablar así.
-Habló conmigo esta mañana. -Admite. -Y me preguntó como era la mejor forma de decírtelo.
-Y todo ha acabado. Joder, ha dejado de estar enamorado de mí, y yo le quiero.
-Hay que pasar página hermanita, y yo te voy a ayudar.