Me levanto con pocas ganas, me visto, desayuno y sin decir nada más salgo a la calle y me voy al insituto, no tengo ganas de cruzarme con nadie, pero para mi sorpresa me equivocaba.
-Tu y yo tenemos que hablar.
*Narra Lucía*
Me levanto como cada mañana preocupada por mi hermana, bajo y al ver que no está le pregunto a mi padre.
-Papá, ¿y Elena?
-Se ha ido antes, dice que tenía que repasar historia.
-Pues mira, una menos a la que le tengo que hacer el desayuno.
-Maria. -Dice mi padre enfadado. -No la puedes tratar así, es tu hija.
Mi madre asesina con la mirada a mi padre y se van a la cocina. Decido no desayunar y subo a cambiarme cuando empiezo a escuchar gritos de abajo.
Así que salgo de casa y voy a buscar a mi hermana.
*Narra Elena*
Nos miramos fijamente a los ojos y tengo unas ganas inmensas de llorar.
-¿Que te ha pasado en la cara?
Pasa con cuidado su mano por el lugar donde me dio mi madre ayer y hago una mueca de dolor, entonces ed cuando empiezo a llorar.
-Ha sido mi madre. -Confieso cuando estoy abrazada a él y apoyo mi cabeza entre el hueco de su cuello y mi hombro. -Que le contesté a tu hermano que actividades eran y lo vio.
-Así que es verdad, lo siento...
-Y menos mal que borré la conversación que tuvimos antes y no me contestaste.
-Joder, y tan menos mal.
Al separarnos sonríe y me quita las lágrimas.
-Tengo ganas de hacer una cosa.
-¿El qué? -Pregunto.
-Esto.
Sin darme cuenta ya me esta besando, con ganas, un beso en el que nuestros labios encajan a la perfección, muerde mi labio inferior haciendo que su lengue entre en contacto con la mía dando lugar a una guerra de lenguas que finaliza por falta de aire.
Al terminar le abrazo de nuevo.
-Te quiero. -Susurro. -Pero tengo mucho miedo.
-Tranquila, no hablaré mas contigo hasta que se le pase a tu madre.
Llegamos al instituto en completo silencio y entramos en clase, cuando me siento se acerca mi hermana.
-Mamá y papá estaban discutiendo.
-Pues lo normal en ella. -Digo sin darle importancia.
-¿Pero como os podéis tratar así?
-Tu eres demasiado buena con ella, se la nota a kilómetros que te quiere a ti, así que yo soy la mierda de esa casa.
-Tu no eres la mierda de nadie. -Escucho a Dani al que evito.
Llega el de historia y suspiro, ojalá no pregunte hoy, aunque para mi sorpresa entra mi tía por la puerta, habla con el profesor y se va.
-Elena Vázquez, al despacho de la directora.