Siento como alguien entra en mi habitación, sé quien es y no hago nada.
-Elena. -Susurra, sé que ha llorado. -Elena escuchame por favor...
-No tengo nada que hablar contigo Lucía.
Me di la media vuelta dándole a su espalda.
-Elena...
Me levanté, la miré enfadada y salí de la habitación del hotel, me va a costar confiar en ella.
Consiguió llegar hasta un sitio donde hay una pequeña placita y me siento en un banco que habia a lo lejos.
-No estés así, no lo merece.
Levanto la vista y veo a Jesús sentado a mi lado, le abrazo con fuerza porque lo que necesito ahora es un abrazo.
-Jesús yo... Me siento utilizada. ¿Por qué ha cambiado tanto tu hermano?
-Elena le cambiaste. En Madrid se pasaba horas y horas pensando en ti, llorando... No quería nada con ninguna chica, hasta que un día se levantó y cambió.
-Lo siento, yo no...
-No importa. Ya aprenderá que no tiene nada que hacer si sigue así.
-Eres increíble Jesús.
*Narrador en tercera persona.*
Dani sale de aquella piscina, tras un par de horas nadando. Necesitaba despejarse, pero no de aquella manera.
La noche anterior no debió hacer nada, bebió unas copas de más y quería hablar con Elena, pero la confundió con Lucía, su gemela.
Cuando Celia entro esta mañana en la habitación y les vio así... Supo que el mundo se le venía abajo en cuestión de segundos.
Pasa al ascensor y de nuevo se encuentra con Lucía, al verla así sabe que se ha peleado con su hermana, y todo por su culpa.
-Lucía yo...
-Dejalo Dani, conmigo no tienes nada que hablar, pero con mi hermana sí.
-Os confundí, pensaba que eras ella.
-Que a mí me da igual, no me gustas.
Lucia sale y Dani se dirije a su habitación. Entra en el baño y se da una ducha. No puede evitar pensar en Elena, porque Jesús tiene razón. Por mucho que él quiera, sigue enamorado de aquella chica rubia de pelo largo.
Se viste con unos pantalones corto y una camisa. Tiene que arreglar todo, así que va a buscar a Celia y luego a la mayor de las gemelas.
Una vez que llega a la habitación de la primera chica, duda si llamar o no. Pero no le da mas vuelta, le da un par de toques a la puerta y en cuestión de segundos se abre, dejando ver a una chica morena despeinada, con el maquillaje corrido y los ojos completamente rojos.
-Que quieres. -Añade borde cuando le ve.
-Quiero hablar contigo Celia. Me equivoqué, lo siento.
-Un lo siento no me sirve para nada Dani.
-De verdad que lo siento, por favor...
Aunque el joven haya cambiado, nunca va a dejar de tratar mal a una chica, aunque le haya hecho daño.
-Sabes que soy así. -Argumenta. -Siempre lo he sido.
-Antes de que te fueras no. Cuando estaba con Elena no eras así, ¿por qué conmigo sí?
Suspira, Dani piensa que será el mejor momento para decirlo, porque si no, se sentirá peor.
-Porque mi hermano tiene razón. -Admite. -Sigo enamorado de Elena.
Celia le mira a los ojos y saca una sonrisa bastante molesta.
-Pues si la quieres, corre. Ve a por ella.
Se enfada, entra en la habitación dando un portazo.
Se dirige hacia la habitación de Elena, pero esta vez sube por las escaleras, ya que estaba una planta más alta y para no cruzarse con nadie. Mira su reloj que marca las dos de la tarde. Suspira y llama a la puerta.