Mi tía y to llegamos a su casa, llegamos y voy a la habitación para dejar la mochila.
-¿Y Manu? -Pregunto.
-Está castigado en el instituto, llegará hoy mas tarde.
-A saber que ha hecho... -Me río.
Le ayudo a preparar la comida y cuando terminamos entran Manu y mi tío por la puerta.
***
-¿Vamos a dar una vuelta? -Me pregunta una vez que hemos terminado con historia.
-Claro. -Sonrío.
-Pues voy a avisar a mis amigos, a ver si alguno viene.
-Vale. -Respondo feliz.
Diez minutos mas tarde salimos hablando animadamente.
Llegamos a una pequeña placita y nos encontramos con un joven de nuestra edad.
-Mario. -Le llama mi primo. -Mira ven.
Mario se acerca y nos saluda.
-Ella es mi prima Elena.
Me da dos besos, me sonríe y le devuelvo la sonrisa.
-Yo soy Mario. -Se presenta.
Nos sentamos en un banco que es bastante alto y no llego al suelo, y empiezo a balancear las piernas.
-Que infantil eres. -Dice Mario.
-No llego. -Me quejo.
-¿Y por eso te tienes que poner así?
-Si quiero sí. -Añado riendome.
-Me has caido bien. -Afirma imitandome.
-Y tú a mí.
Y así nos llevamos un rato mientras que mi primo se ríe a carcajadas.
-Sois tal para cual.
*Narrador en tercera persona*
Jesús entra en la habitación que comparte con su hermano.
-¿Por qué haces esto Dani?
-¿Que hago? -Pregunta Daniel incorporándose de la cama.
-Le estas haciendo sufrir. No se lo merece. Y mucho menos ahora.
-No voy a hablar de esto ahora, no es asunto tuyo Jesus.
-Claro que lo es, es una de mis amigas. ¿Que ha pasado de repente?
-Ya no siento lo mismo que antes, nada va a volver a ser como era. Ella ha cambiado, yo he cambiado y me he dado cuenta que no vamos a poder seguir.
Jesús, en el modo que lo dice su hermano se da cuenta que lo dice en serio, que dice la verdad. Le da pena que esta pequeña historia de amor se quede así, sin un final feliz para ninguno de los dos.
-Entonces... ¿Has dejado de quererla? -Pregunta el mayor.
-Sí, creo que sí.
-Pero no te has olvidado.
-Nunca se me va a olvidar Jesús, es un bonito recuerdo.
El pequeño de los hermanos sonríe con tristeza, es verdad que la ha querido, la ha ayudado y la ha apoyado. Pero ya no siente lo mismo cuando esta junto a Elena. Siente que ese cosquilleo se va apagando poco a poco, sus sentimientos han cambiado, la forma de mirarla, y de tratarla. Aunque nunca va a dejar de preocuparse de esa chica de la que se enamoró.
-Dani, creo que Elena se merece que hables con ella, y que le aclares el por qué de todo esto.
-Tienes razón. A ver si mañana consigo hablar con ella.
*Narra Elena*
-¡Suerte! -Grita mi primo desde la puerta una vez que mi tía y yo salimos.
Entramos en el coche, le lanzo un beso a mi primo y ponemos rumbo al instituto.
-Cariño, suerte con historia, te va a salir genial ya lo veras.
-No sé. -Suspiro. -Es uno de los más difíciles y tengo bastante miedo.
-Relajate, respira profundo y cierra los ojos. Haz eso mientra reparten los folios y ni se te ocurra pensar en el gemelo.
-Gracias, por cierto. ¿Le podrías decir al tutor que me cambien de sitio? Se me hacen muy duras las clases teniéndole detrás.
-Sí claro. -Responde. -Luego hablaré con él.
Llegamos al mismo sitio de ayer y espero a mis amigos.
-Te traigo ropa. -Dice mi hermana tirandome la mochila.
Llegan los demás y caminamos al instituto.
-Elena por favor quiero hablar contigo.
Era Dani, me hice la sorda y continué andando.
-Elena. -Me agarra del brazo y hace que le mire.
-Está bien. -Suspiro. -Pero...
-¡Dani! -Grita Celia que viene corriendo y le abraza.
-¿Que tal gordi? -Pregunta Dani dándole un pico.
-Muy bien. -Responde ella. -Tenia ganas de verte.
-Te veo en el recreo. Luego hablamos.
Me sonríe, asiente y tiene una entretenida conversación con Celia, me voy dejándolos solos.
Me da coraje que la trate así delante mía, ¿por qué? Porque le quiero.