Me cuesta moverme, abro lentamente los ojos y observo la habitación. No me suena de nada.
Me giro hacia un lado y veo que está Marcos.
-¡Ostias! -Grito pegandome un susto.
Marcos se levanta frotándose los ojos y me escondo tras las sábanas.
-¿Elena?
-Joder, joder. Dime que no hemos hecho nada, por favor... -Suplico casi llorando.
-Si quieres que te mienta... -Dice preocupado. -Dani me va a matar.
-¿Solo a ti? ¡Nos va a matar a los dos! ¡Eso si me deja entrar en su casa!
-Eh. -Se sienta en la cama poniéndose su camiseta. -Tranquila, lo comprenderá.
-Enfadado no entiende nada. Nunca debí haber venido.
-Espera, voy a por algo de ropa.
Sale de la habitación y busco mi móvil, hago el intento de encenderlo pero es imposible, está sin batería. Y al minuto entra Marcos con ropa de tía en la mano.
-Ten. Me lo ha dado mi hermana Paula.
-Ah, ¿sois hermanos?
-Sí. Pero de distinto padre.
-Ah, no lo sabía.
-Venga vistete, estoy en el salón.
Le hago caso, me visto en cinco minutos y me voy al salón, allí estaban él y Paula.
-Buenos días. -Me saluda.
-Para ti. -Me siento en frente suya y deposito mis manos en mi cara.
-Escuchamr. -Dice Paula. -Lo vais a arreglar, lo sé.
-Es imposible, no duramos ni un día juntos Paula.
-Pero si lo intentais otra vez es porque os queréis.
-Creo que esta vez será diferente.
-¡Pues vas a ir y lo vas a arreglar ya! -Dice levantándose. -¡Suerte!
***
Suspiro y llamo a la puerta, por lo que pueda pasar.
Abren la puerta y veo que es Dani, no hace nada, simplemente la vuelve a cerrar de un portazo.
-¿Quien era? -Escucho decir a Eva.
-¡Nada mamá, se han equivocado!
Mis ojos empiezan a aguarse, me siento pegada a la pared y las lágrimas salen sin que yo se lo impida.
Cojo fuerzas de donde no las tengo y vuelvo a llamar, esta vez abre Jesús.
Al verme cierra los ojos, lo sabe.
-Lo siento, yo...
-A mí no me tienes que pedir disculpas Elena. Lo sabes.
-No sabía qué hacia, de verdad que no lo sabía.
Jesús abre sus brazos y le abrazo rompiendo a llorar aún mas fuerte.
-Me siento tan mal... No sé como le he hecho eso a tu hermano. Le quiero.
-El a ti también Elena, y creo que esta vez le has hecho bastante daño.
-Yo también me he hecho daño, le he fallado.
Jesús sonríe forzadamente y me da un beso en la frente.
-Ve a hablar con él. -Me aconseja. -Aunque él no quiera, hazlo.